Durante esta entrevista ha revelado algo que hasta el momento se desconocía: un proyecto que Álex Lequio comenzó y que a ella le gustaría terminar: "Cuando le diagnosticaron el cáncer, empezó a escribir un libro y me lo contó cuando estábamos allí solitos, en Nueva Jersey. Era un no parar: le daban quimioterapia y encima, para estar bien, escribía y trabajaba. Entonces, empezó a escribir este libro". El nombre de dicho libro es 'El chico de las musarañas' y Ana Obregón explica por qué: "Porque él era siempre muy imaginativo y tenía mucho sentido del humor".
"Me contó que la historia que estaba escribiendo era medio lo que le estaba pasando y lo que no, sobre un chico al que le diagnostican cáncer y se reúne con cuatro vocecitas en su cabeza: uno es el más bueno, otro el más razonable, y discute temas del día a día como la amistad, el amor, la familia, la constancia, el odio, etc. Aless me leyó algún párrafo en Nueva Jersey y me pidió que le pusiera en contacto con la editorial Planeta para publicarlo. Ya cuando volvimos a España todo parecía ir bien; aunque seguía con quimio, parecía que se iba a curar y volvió a trabajar como un loco y ahí lo dejó", explica Ana Obregón.
Ahora, la actriz quiere retomar ese libro: "Después, cuando pasó todo, yo me acordé de su libro, pero lo tenía en su ordenador y he tardado seis meses en dar con la contraseña. Solo le dio tiempo a escribir tres capítulos, pero mi idea es integrar su libro en algo que pudiera escribir yo. Escribir un libro no es para lucrarse de la muerte de una persona, sino para ayudar, y lo quiero hacer para ayudar a la fundación de Aless. Me está ayudando mucho Nacho Ansorena, el socio de Aless. Él ha hecho un logo que es tan bonito, con la gorra. También quiero que sirva para las personas que han perdido a un ser querido, que les pueda ayudar".
Una vida llena de dolor
Ana Obregón está haciendo frente a la pérdida de una manera estoica y así lo cuenta: "El dolor que yo tengo no es mi dolor, sino el suyo. Le quedaba todo. Tenía tanto talento, ternura, generosidad, solidaridad. Estoy descubriendo todos los mensajes que le enviaban lo enfermos de cáncer y cómo él los respondía, con tanto amor, tanta generosidad, estando él en las últimas semanas de su vida". Por ahora, la actriz no ha podido escribir: "Cada vez que me siento, me bloqueo, no hay palabras, no puedo empezar. Me compré un ordenador, me vine aquí, me senté y sé que, cuando pase el duelo de mi madre, empezaré por el principio. Sé el principio y sé el final, pero me falta todo lo del medio. He tardado seis meses en poder leer lo que él había escrito, porque no me sentía con fuerzas, y lo he leído aquí, en Mallorca, y es increíble".
A su lado tiene a su padre, a quien trata de animar tras la muerte de su madre: "Aquí estoy, cuidando de mi padre y animándolo y, la verdad, yo no estoy para animar a nadie, estoy más para que me animen a mí. Me está costando la vida. A mí mi mami me tiene que perdonar muchísimo. Yo no puedo entrar en el dolor de mi madre porque estoy en el de mi hijo, y todos los días le pido perdón porque no puedo, no puedo. Yo creo que ella lo entendería, claro".
Ana Obregón siente a su hijo siempre presente: "Aquí vienen a verme dos gaviotas todas las mañanas. Te mandan señales". Sin embargo, las palabras que dice la actriz hielan el alma: "Ya no tengo miedo a morirme, es más, si me muero mañana, estaré feliz. El ser humano no es libre porque vive con miedo. A mí no me puede pasar ya nada más. Así que soy libre, he conocido la verdadera libertad. Me he dado cuenta de que tengo que buscar razones para vivir, porque no vivo, no tengo ilusiones, así de claro. Lo único que me hace ilusión es ayudar a los demás y la única forma es a través de la fundación de Aless".