Galería: Concursantes de 'Gran Hermano 16'
Aritz Castro entró en la casa de 'Gran Hermano 16' haciéndose llamar ' el tipo del sombrero ', asegurando no ver nunca la televisión y que ni siquiera tenía el aparato en casa. Tras varios meses de convivencia en Guadalix de la Sierra, el vasco volvió a salir de plano de las cámaras de televisión para convertirse en un hombre de a pie -dentro de las posibilidades-. Pero su paso por el programa todavía sigue teniendo cierta repercusión en su yo del presente y así lo ha querido contar el mismo a través de su cuenta de Twitter.
Allí explicó que desde que salió en 'Gran Hermano' perdió todo tipo de contacto con su abuela tanto por el miedo a hablar de lo que se pudo ver a través del programa así como de su orientación sexual también descubierta en Guadalix de la Sierra: "Es una señora encantadora, pero nunca he sabido cómo abordar el tema sin réplicas o sin tener que explicar ciertas cosas que no tienen explicación ", se desahogaba.
Aún que Aritz reconoce que intentó llamarla en numerosas ocasiones, nunca nadie llegó a responder al otro lado del teléfono, algo que le duele profundamente por todos los momento que no han estado compartiendo en estos ya 4 años: "Cada día que pasa es un día más sin disfrutar de su compañía, de su cariño, de su fuerte carácter y su manera brusca de decir las cosas", se lamenta: " Quiero abrazarla y decirle que la quiero mucho y que no olvido todo lo que ha hecho por mí. Quiero y no puedo y me duele".
Por miedo e incertidumbre
El ex Gran Hermano siempre se ha lamentado de su particular forma de ser introvertido que le impide hablar abiertamente de sus sentimientos y problemas como el resto de personas. Durante el concurso llegó a asegurar que le resultaba mucho más fácil exponer sus sentimientos con personas desconocidas que con los de su propio entorno. Es precisamente este mismo miedo e "incertidumbre" como el dice la que le impidió, minutos antes de escribir en sus redes, llamar a su abuela. " Colgué justo antes de escuchar el primer tono ", asegura.