Sin embargo, como dijo el tío de Peter Parker, "un gran poder conlleva una gran responsabilidad", y Perez Hilton no fue capaz de ejercer su dominio con ella. Su estilo agresivo y sensacionalista que le llevó al trono al principio, generó la ira de muchas personas respetadas y provocó que el escritor fuera cavando su propia tumba con cada nuevo artículo que publicaba. Poco a poco y casi sin que se notara, el bloguero fue perdiendo popularidad y el gigante de los medios fue destronado como Goliat. A día de hoy, Hilton lleva una vida relajada en Nueva York, cuidando de sus tres hijos con la ayuda de su madre, ya que de momento no tiene pareja.
The Queen of All Media
Fue entonces cuando Lavandeira decidió cambiar los escenarios por la pluma (la de escribir) y comenzó a trabajar como redactor freelance para algunas publicaciones de temática gay, llegando incluso a ser editor jefe de la revista 'Instrict'. El comienzo de su reinado se producía en 2004, cuando abría 'Pagesixsixsix.com', un blog en el que escribía sobre los vaivenes y desgracias de los famosos en un tono bastante irrespetuoso. Aunque comenzó a modo de hobbie, el drama atrapa y en solo seis meses su página se ganó el título de "la web más odiada de Hollywood" por 'The Insider'. La curiosidad de los usuarios por conocer el sitio que protagonizaba las pesadillas de las celebrities solo provocó que sus visitas aumentaran más y más, hasta el punto de tener que actualizar el servidor para que soportara el alto nivel de tráfico.
Como polillas a la luz, miles de personas acudían cada día al blog para enterarse del último chisme del famoso de turno y deleitarse con los montajes cutres que caracterizaban a Lavandeira: pintar bigotes, gafas, cuernos y penes (sobretodo penes) en las fotos de las celebrities era su sello de identidad. Además, los juegos de palabras también se le daban bastante bien y Hilton aprovechaba este talento para rebautizar a los famosos con algún nombre despectivo. Cokate Moss, Jennifer Maniston, Lindsanity Lohan o Kirsten Drunkst fueron solo algunos de los que más calaron en su público.
Sin embargo, sería otro cambio de nombre el que lo llevaría por fin a la fama que tanto anhelaba: el suyo propio. En 2005, Mario Armando Lavandeira pasó a autodenominarse Perez Hilton, en honor a su ídola París Hilton, la hija del multimillonario hotelero que no necesita ningún tipo de presentación. Rápidamente, su alter ego estaba en boca de todos y el bloguero conseguía así cumplir su sueño frustrado de ser una estrella, pero a costa de la humillación y la ofensa de las otras.
La monarquía absoluta
A partir de aquel momento, Perez Hilton ya podía actualizar su blog sentado en su trono y ejerciendo un poder absoluto y autoritario sobre la opinión pública. Consciente de ello, el 'monarca' encrudeció de forma abismal su estilo editorial y no tenía ningún tipo de mesura o filtro a la hora de escribir. Cuanto más morbosa fuera la noticia, mejor, y poco le importaba a quién tuviera que pisotear para situarse en la cresta de la ola.
Pero sus dominios no pasaban de la puerta de su casa y saltarse determinadas líneas le llevó a tener algunos problemas con la justicia. Las demandas y pleitos que los famosos interponían contra Hilton se multiplicaban como los panes y los peces. Collin Farrell, Jennifer Aniston, Britney Spears o Miley Cyrus fueron solo algunos de las muchas celebridades que llegaron a su límite y pusieron al bloguero en manos de la justicia.
Por fortuna, no todo lo que salía de la boca de Hilton era veneno. Mika, Lady Gaga o París Hilton fueron algunos de los afortunados a los que el escritor dedicaba las pocas palabras amables que podían leerse en su sitio web. En consecuencia a este trato de favor, el floridano fue acusado de imparcialidad por el juez más inflexible y severo que existe: la audiencia.
Este nepotismo descarado y algunas desinformaciones impactantes que se publicaron en Perezhilton.com (como afirmar la supuesta muerte de Fidel Castro en 2007 o cuestionar la de Michael Jackson en 2009) pusieron en tela de juicio la veracidad de las noticias del bloguero y marcaron el inicio del fin de su monarquía absoluta como rey del cotilleo.
Duelo de titanes: Gaga VS. Hilton
Tendría que publicarse una colección de unos veinte tomos para relatar todos los encontronazos que Hilton ha tenido con las celebrities. Sin embargo, de entre todas las cruzadas, hay una que merece una mención especial: la que mantuvo con la que hasta entonces fue su amiga del alma, Lady Gaga.
Años antes de que ambos alcanzaran la gloria, Hilton y la cantante compartían un bonito vínculo de amistad que parecía infranqueable. De hecho, son muchos los que se aventuran a proclamar que es al bloguero al que Gaga le debe su título de 'Reina del pop' otorgado por la prestigiosa revista 'Rolling Stone' en 2011.
Pero ese mismo año, sin previo aviso de contienda, las dos monarcas se retiraron la palabra y comenzaron a lanzarse una serie de acusaciones que dividirían sus reinos para siempre. Por su parte, Hilton comentaba que su examiga ya no era la misma porque la fama se le había subido a la cabeza, mientras que Gaga replicaba que el bloguero había hablado mal de ella a sus espaldas y que le había traicionado.
El ataque definitivo se produjo cuando la neoyorquina se vio obligada a cancelar su gira en 2013 por problemas en la cadera. Haciendo alarde de la teatralidad que lo caracteriza, Hilton envió a Gaga una foto de una silla de ruedas con la palabra 'karma' escrita y Madonna apuntando con una pistola en la mano, según relataba la cantante en su cuenta de Twitter.
Meses más tarde, a través de la misma red social un fan avisó a Lady Gaga de que Hilton había sido visto dentro del edificio en el que ella vivía. La 'Mother Monster' lo tildó de acosador y el bloguero se defendió argumentando que solo estaba buscando un piso para mudarse a Nueva York y que no conocía que la pianista viviera en ese bloque de apartamentos.
Lo cierto es que desde este desencuentro, la carrera de ambos ha entrado en declive. Quizás la fórmula para que vuelvan a despegar pueda encontrarse en una reconciliación que vuelva a situar a las dos reinas eméritas en el foco de la atención mediática.
Padre de familia redimido
Sin embargo, aparte de esta última gran batalla final, Hilton prometió en 2010 que abandonaría su particular estilo basado en la burla y el insulto aunque eso le costara "perder miles de visitas", pronosticaba el escritor. El cambio de chip se produjo cuando Lavandeira participó en una campaña contra el bullying hacia los adolescentes gays.
En ese momento, mientras relataba su particular caso de acoso, se dio cuenta del daño que había causado al convertirse en el verdugo que siempre había odiado. Hilton pidió perdón e inició un período de cambio en todos los aspectos de su vida. Con el deseo de continuar su linaje, el aclamado bloguero se embarco en la maravillosa aventura de ser padre.
En 2013 llegaba mediante gestación subrogada el mayor de los príncipes del Imperio Hilton: Mario Armando Lavandeira III. Dos años más tarde esta peculiar familia real se vio aumentada ante el alumbramiento de un nuevo miembro: Mia Alma Lavandeira. La pequeña nació cuatro meses después de que su padre participara en el 'Gran Hermano VIP' de Reino Unido, siendo el 7º expulsado de la casa. Por último, el clan Hilton se completó con la llegada de la segunda niña, Mayte Amor.
Actualmente, Mario Armando Lavandeira se encuentra centrado en su papel de padre y afirma que su familia es lo que más le importa en este momento. Son sus hijos los que protagonizan la mayor parte de sus vídeos de su canal de Youtube, que ya suma más de 19.000 suscriptores.
Aunque en octubre de 2017 se alzara con la victoria del programa 'Los peores cocineros de América', Perez Hilton ha dejado de ser la estrella más brillante del firmamento hollywoodense para convertirse en otro personaje desgastado y cargante que la industria televisiva utiliza a su antojo para engrosar sus índices de audiencia. El que un día se mofaba de las celebrities que por circunstancias de la vida habían quedado relegadas a un segundo plano ha acabado probando de su propia medicina. 'Karma', como él mismo diría.