Pelayo Díaz sembró la polémica con un tuit sobre los Goya que dejaba en mal lugar a las actrices que habían ido a la gala vestidas de modistos de fuera de nuestras fronteras: " Qué petardas sois, vestidas de firmas internacionales a las que no importáis una mierda ". Hubo quien entendió lo que dijo, y hubo quien le criticó, por eso ha respondido a través de su blog.
En él, el asturiano defiende su argumentación señalando que entiende cuando se dice que hay que apoyar la industria del cine español, algo en lo que está de acuerdo, pero que por eso no le parece bien que " no se apueste por la moda Española tanto como se debería. Seguimos sin estar suficientemente orgullosos de nuestro país. El problema es que no sabemos vendernos, y creemos que haciendo lo que hacen las actrices extranjeras seremos más importantes". Además, apunta que si las actrices "unieran fuerzas con la industria de la moda española, no solo lanzaríamos un mensaje menos hipócrita sino que juntos podríamos hacer algo con más identidad ".
Entre el perdón y el reproche
Por otro lado, ha querido pedir perdón, ya que considera que no expresó lo que quería de forma adecuada (el hecho de llamar petardas a las actrices que vistieron de firmas extranjeras), pero lo que quería decir era muy claro, y no es el único que lo piensa en el mundo de la moda.
Pelayo Díaz recuerda que ha desfilado para Dolce & Gabbana y que viste de firmas extranjeras en algunas ocasiones, aunque detalla que ni es actor ni lo hace en momentos en los que hay que hacer patria. Además, recuerda que en las Campanadas 2015 fue íntegramente vestido de diseñadores españoles (traje de Davidelfin, zapatos de Manolo Blahnik y corona de Isidoro Hernández), al igual que sus compañeras de 'Cámbiame' Natalia Ferviú, Cristina Rodríguez y Marta Torné.
Asimismo, ha roto una lanza en favor de las actrices, que se ven obligadas a lucir sus mejores galas en estos eventos bajo el riesgo de acabar en listas de peor vestidas: "Cabe recordad que las actrices tienen que saber actuar, emocionar, tienen que llegarnos al corazón pero no tienen por qué saber vestir, o ir a la última ".