En dicha fotografía aparece ella en uno de sus locales de ocio junto a su hija Anna Ferrer y también con su exmarido y padre de la joven, Albert Ferrer. La actriz, además escribía: "Una noche de reencuentro con lo que siempre nos unirá". Está más que claro que existe cordialidad y que el tiempo todo lo cura.
Padilla y Ferrer se casaron en Barcelona en 1998, pero su relación se torció terminando en divorcio en el año 2003. Para ella la ruptura fue de lo más dolorosa y tardó mucho tiempo en recuperarse. Su vida fue cobrando sentido cuando un año más tarde coincidió con su amor de juventud, Antonio Vida, con quien más tarde se casó.
Cordialidad y buena armonía
Es evidente que una madre hace lo que sea por ver a su hija feliz, y seguro que a Anna Ferrer le hace ilusión ver que se respira armonía entre sus progenitores. Además, no pudieron elegir mejor sitio que los Tunantes de Villa teniendo en cuenta que este negocio le va de maravilla a la presentadora y que profesionalmente está creciendo mucho en todos los sentidos.