Hay episodios en la vida de una persona que te marcan para siempre. El resto de las personas pueden considerarlo como algo intranscendente pero para quien ha vivido esa experiencia en concreto puede significar un gran trauma. Este es el caso del actor Orlando Bloom, quien tuvo un gran accidente en el que casi muere cuando tenía solamente 21 años.
Su historia la ha contado en Instagram, al colgar una fotografía en esta red social en la que aparece de joven (la instantánea es de 1998) subido a una bicicleta. La publicación llama más la atención por la confesión que ha hecho que por la imagen en sí: " Ese soy yo en 1998, tres meses después de caerme desde un tercer piso y aplastarme la columna vertebral, escapando por poco de la muerte y la parálisis. Agradecido cada mañana a mis extremidades, que me permiten superar mis límites".
El suceso en cuestión al que hace referencia el actor de 'Piratas del Caribe' es que se cayó al vació desde un tercer piso cuando trepaba por una pared para llegar a la azotea. Él se intentó sujetar a una tubería de desagüe que no aguantó su peso y por tanto se cayó al suelo. Afortunadamente para él, solo se aplastó la columna vertebral, pero no lo suficiente para causarle la muerte o quedarse en silla de ruedas para el resto de su vida.
A Orlando Bloom siempre le ha gustado estar en forma y practicar todo tipo de deportes aunque estos sean arriesgados, por eso no es extraño. De todas maneras, su post ha recibido el apoyo de miles de personas, incluida su expareja, Miranda Kerr, que ha admitido que está muy orgullosa de él. Hay que recordar que a pesar de su ruptura, la relación entre los dos actores siempre ha sido muy buena.
Su recuperación
El actor en pasadas declaraciones dijo que se sentía muy afortunado de no tener que lamentar más daños. Incluso el médico se lo comentó: " El médico me dijo que no estaba seguro de la gravedad del daño que había sufrido en la médula espinal ". Tras pasar ingresado en el hospital un par de meses se dio cuenta que debía cambiar su modo de vivir la vida y no arriesgarse a sufrir más accidentes : "Cuando salí me di cuenta que no quería volver a estropearlo todo otra vez. Solía ir en moto y conducía el coche como si estuviera en una pista de carreras, algo ridículo".