"Hace exactamente un año la chimenea interior de mi casa explotó. Me desperté al día siguiente en el Hospital Saint Louis de París", recuerda de aquel impactante momento. El diseñador confiesa haber puesto el máximo empeño en ocultar lo que le había ocurrido al mundo por el único motivo de los daños físicos que había sufrido en gran parte de su cuerpo y, especialmente, su rostro: "Para ser sinceros, no estoy seguro de porqué estaba tan avergonzado, quizá por esa obsesión con la perfección que por la que el mundo de la moda es conocida y por mis inseguridades".
El francés confiesa que encontró en su trabajo el mejor refugio y que nunca dejó de diseñar a pesar de las dificultades: "Traté de mantener al mundo soñando con mis colecciones". Uno sueños en forma de ropa que, al mismo tiempo, ocultaba sus peores pesadillas: "Al mismo tiempo yo ocultaba las cicatrices con la mascarilla facial, prendas de cuello alto, guantes largos e incluso muchos anillos en todos mis dedos en diferentes entrevistas y sesiones de fotos", confiesa.
"No estoy seguro de porqué estaba tan avergonzado"
Ahora, tras un año y habiéndose recuperado completamente, Rousteing no puede sentirse más agradecido por la vida: "Mi último show fue una celebración de la curación por encima del dolor", decía ahora descubriendo así una nueva interpretación y mensaje desconocido en su última colección. "Me siento libre, muy bien y muy afortunado. Empiezo un nuevo capítulo de mi vida con una sonrisa en mi cara y el corazón lleno de gratitud".