Dos matrimonios y dos divorcios
Todo ocurrió poco antes de su exitosa partida a París (donde fue contratada como cabeza de cartel del Folies Bergère durante cuatro temporadas), estando de gira con sus espectáculos de variedades por diversas ciudades de España. Sin saberse a día de hoy cómo y cuándo, Norma inició una relación con un joven paralítico de familia adinerada llamado Jorge García Lago. Junto a él y su madre se fue a vivir al piso familiar en el madrileño Paseo de la Castellana.
Vivieron un apasionado romance en el que, al contrario de lo que suele ocurrir tradicionalmente, vinieron primero los hijos y luego la boda. El primogénito, Marc Iván, nació en 1984 y a él le siguieron Yelko en 1986 y Christian en 1994. El benjamín sería el único de los hermanos que nació dentro del matrimonio, ya que sus padres no se casaron hasta el 10 de febrero de 1992. En esas casi dos décadas de unión se convirtieron en una pareja de revista, posando periódicamente en las revistas del corazón como una familia feliz e idílica. Pero todo llegó a su fin de manera inesperada en octubre de 2001.
Por aquel entonces Norma Duval y el productor de cine José Frade ya mantenían un idilio secreto sin importarles el hecho de que ambos estaban casados y con hijos. Se conocían desde los años 70, cuando la actriz hizo sus primeras incursiones en el cine del destape, y era ahora cuando sus corazones se habían vuelto a encontrar y nada ni nadie podría frenarles. Los dos se divorciaron de sus respectivas parejas y se casaron por lo civil el 29 de septiembre de 2004.
Su relación estaría marcada desde el primer momento por la polémica, ya que la primera mujer del productor, Adriana Rothlander, no tuvo ningún reparo en airear sus trapos sucios en la televisión y reclamar al padre de sus hijos el 50% de su patrimonio. Serían tiempos muy turbulentos para el triángulo Rothlander-Frade-Duval y muy especialmente para la vedette, que prefirió mantenerse alejada de los medios para evitar echar más leña al fuego.
Tras varias idas y venidas, con un aborto involuntario de por medio, y a pesar de que Norma considera (todavía a día de hoy) a José Frade como "la historia de amor" de su vida, la pareja acabó divorciándose el 1 de octubre de 2009. Los motivos no están del todo claros, pero hay quien dice que la artista era incapaz de vivir alejada de los focos. Sea como fuere, ella asumió toda la culpabilidad de su segundo fracaso matrimonial en la exclusiva con la que dio la noticia.
A la tercera... ¿va la vencida?
La soltería no le duraría mucho, puesto que a principios de 2010 comenzó a ser relacionada con el empresario alemán Matthias Kühn, un experto en el mercado inmobiliario de lujo en las Islas Baleares y poseedor de su propia isla privada (Tagomago) a menos de un kilómetro de distancia de Ibiza. Fueron muchos los que vieron de nuevo una relación interesada: Norma se juntaba con un millonario y este a su vez encontraba en la vedette a la mejor publicidad para sus proyectos.
Lo cierto es que esos rumores fueron disipados rápidamente por sus propios protagonistas, que demostraron su unión y apoyo tanto en los buenos como en los malos momentos. De hecho, la compañía de Kühn sería indispensable en los días que precedieron y siguieron a la muerte de Carla Duval (hermana de la artista) en 2010. Esa sería la verdadera prueba de fuego a la que tuvieron que enfrentarse.
Todo iba aparentemente tan bien entre ellos que en 2014 anunciaron su boda para el verano de 2015. No obstante, después de posponer la ceremonia en repetidas ocasiones - alegando supuestos motivos laborales - se dio a conocer su ruptura en noviembre de 2015. "Son cosas de la pareja y en la pareja se han quedado", declaró Duval. Cosas en cualquier caso no imperdonables, puesto que en febrero de 2016 anunciaron su reconciliación y desde entonces siguen juntos.
La sombra de la supuesta boda sobrevuela siempre sobre ellos sin materializarse, pero en realidad la pareja tiene otros problemas mucho más graves de los que preocuparse: en 2017 Matthias Kühn apareció en la lista de Hacienda por una deuda de 3,73 millones de euros y en febrero de 2018 fue condenado a seis meses de prisión y una multa de 5.580 euros por unas obras supuestamente ilegales que hizo en su isla privada. A falta de una resolución definitiva del contencioso, es Norma ahora quien ejerce de mejor apoyo a quien tanto la ayudó con la pérdida de su hermana.
La trágica pérdida de su hermana
Norma Duval era la mediana de tres hermanos: el mayor de ellos siguió los pasos de su padre en la carrera militar, pero la más pequeña decidió tomarla a ella como ejemplo. Carla Duval, ocho años menor que su hermana mayor, se trasladó a París junto a esta en cuanto pudo para realizar cursos de interpretación y de ese modo labrarse un futuro profesional relacionado con el mundo artístico.
Por desgracia, Carla nunca llegaría a tener tanto éxito y durante años su carrera correría paralela - y ensombrecida - a la de su hermana. Aún así, eso no supuso en ningún momento conflicto alguno entre ellas. Es más, las Duval siempre se caracterizarían por su increíble relación fraternal y por tener un nexo que iba mucho más allá de lo estrictamente familiar. Carla y Norma no solo eran hermanas, sino también amigas, confidentes y, cómo no, compañeras de profesión.
Los éxitos y las tragedias de cada una de ellas eran vividas en primera persona por la otra. Por eso en 2007 las dos recibieron un durísimo golpe: Carla fue diagnosticada de cáncer de útero. Se sometió a sesiones de radioterapia y quimioterapia con éxito, pero en 2010 volvió a recaer. Decidida a que su hermana menor sobreviviese, Norma lo dejó todo y se empeñó en buscar a los mejores médicos especialistas con un único objetivo: salvar a Carla.
Por desgracia, el cáncer ganó la batalla y Carla Duval falleció el 31 de octubre de 2010 a los 46 años. La desolación se apoderó de la familia Martín Aguilera, pero muy especialmente de Norma, esa hermana mayor que había combatido al cáncer como si lo padeciese en carne propia y que ahora tenía que despedir a uno de los pilares de su vida. Las imágenes del funeral hablan por sí solas.
Una de sus primeras decisiones sería hacerse cargo de las dos hijas gemelas de Carla Duval, a las que acogió en su casa como si fuesen las hijas que ella nunca tuvo. Con el tiempo Norma se ha convertido en una segunda madre para ellas, que en 2016 tuvieron que decir adiós a su padre y se quedaron huérfanas definitivamente. La inolvidable Carla seguirá siempre en el recuerdo de su familia y Norma tardará muchos años en recuperarse de tan terrible y trágica pérdida.
La desoladora enfermedad de su madre
La otra gran afectada por la pérdida de Carla Duval fue indudablemente su madre, Purificación Aguilera. No obstante, en aquellos años ya empezaban a manifestarse en ella los síntomas de una enfermedad incurable y que ensombrecería la última etapa de su trayectoria vital: el Alzheimer. Una enfermedad que se agravaría con el paso del tiempo y que quizás en esos momentos le ayudó a sobrellevar el dolor.
La relación de Norma Duval con su progenitora siempre ha sido muy estrecha y Doña Purificación ha estado presente en cada uno de los momentos clave de la vedette: tanto en los buenos como en los malos. No es de extrañar por lo tanto que la artista no dudase ni un instante en volcarse con su madre tras el diagnóstico del Alzheimer. Si bien ya había abandonado su carrera a raíz de la enfermedad de su hermana, la tragedia de su madre la separaría aún más de la vuelta a los escenarios.
Volcada totalmente con la causa, Norma Duval se ha convertido en los últimos años en imagen de la campaña lanzada por Lindor Ausonia y la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) con motivo del Día del Cuidador. Precisamente en la presentación de la campaña de 2016, la artista quiso contar con la compañía de su madre para dar todavía mayor veracidad a su relato: "Estoy muy orgullosa de cuidar a su madre y me identifico totalmente con todas aquellas personas que son cuidadoras no solo por vínculo familiar, sino por generosidad".
La valentía y la capacidad de superación de Norma Duval quedan de este modo nuevamente probadas y se demuestra así el tesón que la ha llevado hasta lo más alto en el mundo del espectáculo. Han sido casi 30 años de carrera con momentos de luces y, como se ha visto, de muchas sombras; pero la artista ha demostrado estar siempre a la altura de las circunstancias. ¡The show must go on!