La revista Interviú suele ocupar su portada por famosas de más o menos importancia. De un tiempo a esta parte han sido más tronistas y celebrities con poca relevancia las que han estado dispuestas a quitarse la ropa. Sin embargo, De vez en cuando, la revista sorprende con algún personaje que nadie espera, sea más o menos mediático, como ocurre con la primera página de este lunes 27 de marzo.
Carla Figueroa Domecq, mucho menos mediática que su hermana Lulú, se considera la oveja negra de la familia, una mujer que siempre ha hecho lo que le ha dado la gana, pero que está ahí para cuidar a su padre, separado de su madre y muy imposibilitado tras sufrir un ictus, y de su abuela, la condesa viuda, que a sus 93 años ya casi no puede levantarse de la cama: "Ella sufre porque añora los años dorados. Creo que soy la nieta a la que más quiere".
El collar de Corinna zu Sayn Wittgenstein
La aristócrata está muy unida a la familia, (no con toda) pese a que les ha dado quebraderos de cabeza. Uno de ellos fue cuando confesó que quería ser pintora, algo de lo que su abuela dijo: "Eso no da dinero". Después, al ver que era un as de los pinceles cambiaron de idea. Por otro lado, empezó Derecho y Geografía, pero lo dejó. Al final optó por cursar Diseño de Moda en el Instituto Europeo de Diseño de Madrid, algo que sí le acabó gustando.
Por otro lado, ha hablado sobre la relación que mantuvo con Willy Bárcenas, el hijo de Luis Bárcenas que triunfa con Taburete y que tiene 12 años menos que ella: "Estuvimos locamente enamorados, y lo dejé porque él no estuvo a la altura cuando a mi madre le diagnosticaron cáncer por segunda vez. Yo le apoyé a él cuando su padre entró en la cárcel; apoyé a su madre; soporté una presión enorme, persecuciones de paparazzi... Yo le planteé a Guillermo que necesitaba que fuera un hombre, porque la prioridad en ese momento iba a ser mi madre y no él. Me contestó '¿y si no me apetece?". Y así se acabó su romance.
Sabe que la herencia de su abuela traerá guerra como lo hizo la de su abuelo Luis Figueroa y Pérez de Guzmán el Bueno. De momento afea a la condesa viuda de Romanones que subastara un collar fue para Corinna zu Sayn Wittgenstein después de haber sido presuntamente comprado por el Rey Juan Carlos: "Mi abuela no me ha dado ninguna explicación al respecto. Ese collar era parte de mi herencia; era mío. El rumor que corre es que el Rey Juan Carlos se lo compró a Corinna, pero vete a saber si es verdad. Creo que el dinero del collar lo ha invertido mi abuela en la fábrica de quesos de mis primos en Pascualete. Esos quesos los vendíamos en mi restaurante, La Querencia, cuando era socia y mis primos no fueron capaces de regalarme uno", ha comentado la pintora, que no guarda demasiado aprecio a algunos de sus parientes.