Su enfermedad le fue afectando poco a poco y se dio cuenta de ellos cuando empezó a olvidar la letra de sus canciones, hasta que una mañana se desmayó en su casa, después se despertó en el hospital y fue cuando le comunicaron que tenía un tumor cerebral. Fue en ese momento cuando les médicos le hicieron saber que no viviría más de un año, pero gracias a varias operaciones y tratamientos consiguió reponerse sufriendo varias secuelas como problema en el ojo derecho, auditivos, motores, de orientación y memoria.
"Pasé trece años de mi vida bajo el estigma del dolor, pero nunca me di por vencida y no me voy a rendir. Voy a seguir peleando hasta que no pueda más. Fue un milagro que sobreviviera. Si uno no pasó por esto, no puede entenderlo", decía en su libro autobiográfico 'Listen to my heart', haciendo honor a uno de los mayores éxitos de Roxette. En este libro decía: "Las dificultades de la vida no terminan nunca. No se puede vivir sin dolor", aunque añadió: "Fue un milagro que sobreviviera".
Muchos éxitos en inglés
Tras su muerte ha dejado un enorme legado musical, con más de 80 millones de discos vendidos, siendo una de las bandas suecas junto a ABBA más imprtante de todos los tiempos. Algunos de sus temas más reconocidos son 'It must have been love', 'Look', 'Spending my time' o 'Sleeping in my car', todos ellos cantados en inglés. Fue en 2016 cuando todo estaba listo para que volviera a los escenarios después de que se celebrara el 30 aniversario de la banda, pero la gira tuvo que ser suspendida debido a sus problemas de salud, pero su compañero, Per Gessle, continuó con el grupo.