Como ya esperaban resignados muchos de sus fans, Joan Rivers ha fallecido una semana después de un inoportuno paro respiratorio durante una operación quirúrgica en un hospital de Nueva York. A sus 81 años, Rivers ha sido uno de los grandes iconos de la comedia, la crítica irónica y del mundo de la televisión en Estados Unidos.
Al cumplirse un semana de entrar en coma mientras era sometida a una operación de garganta, Rivers abandonó ayer la planta de Cuidados Intensivos del Hospital Mount Sinai, una elección arriesgada pero decidida a última instancia por la familia ya que querían que estuviese en una habitación aparte.
Su hija Melissa declaró ayer que su madre se encontraba "estable dentro de la gravedad" y que permanecía "en una habitación privada donde se mantiene cómoda".
Nació en el barrio neoyorquino de Brooklyn en 1933
El estilo de Rivers ha estado marcado por un desparpajo muy personal y descarado discurso. Una forma de entender la comunicación, cercana y sin parches, donde sus monólogos, libros y hasta en cada una de sus entrevistas arrancaban al espectador desde la sonrisa más tímida hasta la carcajada más delirante.
Melissa Rivers cerró el comunicado de fallecimiento con una reflexión: "La mayor felicidad de mi madre en la vida era hacer reír a la gente. Aunque es algo difícil de hacer en estos momentos, sé que su último deseo sería que volviéramos a reír pronto".