María Concepción Sáenz de Tejada y Fernández de Bobadilla, condesa viuda de Ripalda, falleció el jueves 13 de marzo a las 20:40 horas en el Hospital La Paz de Madrid, tras no poder superar el ictus que sufrió el pasado lunes y que la mantenía ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos.
Todos sus hijos, Amalio, Ana, Álvaro, Jaime, Luis e Ignacio, se encontraban con ella en el hospital en el momento de su fallecimiento y se les vio saliendo del hospital unas horas después de la muerte de su madre. En su rostro se podía ver el gran dolor por el que están pasando en estos momentos.
Mientras unos de los hijos se marchaban para casa, otros se encargaban de gestionar todo lo relacionado con el servicio funerario y así saber la hora en la que se iba a celebrar el entierro y el lugar del mismo. Es muy probable que tenga lugar en Soria.
Álvaro de Marichalar regresó a tiempo para despedirse de su madre
Desde que ingresó Doña Concepción, cada día iban a visitarla todos sus hijos, a excepción de Álvaro, que se encontraba realizando una expedición por aguas de Latinoamérica y que no llegó hasta horas antes de la muerte de su madre.
Nada más enterarse del estado de salud de su progenitora, lo organizó todo para regresar a España para estar junto a sus hermanos y su madre en estos momentos, en los que todavía no se sabía que la condesa viuda no iba a poder recuperarse.
El navegante estaba haciendo una expedición en homenaje a Blas de Lezo, que le llevó hasta Cartagena. Desde allí, el domingo partió hacia Venezuela, Aruba, Curazao, Trinidad y Tobago y otras islas de las Antillas hasta llegar a Puerto Rico. Sin embargo, en esta ocasión no pudo conseguir su objetivo y es que nada más enterarse del ictus sufrido por su madre, tomó el primer vuelo y puso rumbo a Madrid.