La actriz que protagonizó junto a Marcello Mastroianni 'La dolce vita' ha fallecido en Roma a los 83 años.
En 1960 una actriz protagonizó una escena que hizo que pasara a la historia del cine como uno de los momentos más sensuales e icónicos del cine. Anita Ekberg es el nombre de esa despampanante rubia, cuya vida ha llegado hoy a su fin tras unas duras semanas.
La actriz sueca ha fallecido este domingo 11 de enero por la mañana en la clínica romana San Raffaele in Rocca di Papa, tras haber sido hospitalizada en Navidad debido a su frágil estado de salud. Su abogada, Patricia Ubaldi, ha confirmado el reciente fallecimiento de su representada, que se encontraba entristecida en los últimos días debido a su enfermedad, algo a lo que ha hecho referencia Ubaldi: "Ella esperaba ponerse mejor, algo que no ocurrió."Ekberg nació en 1931 en la ciudad sueca de Malmo y desde su adolescencia trabajó como modelo. Fue en 1951 cuando viajó a Estados Unidos para competir por el título de Miss Universo, tras haberse alzado con el de Miss Suecia. No logró hacerse con el premio, pero consiguió llamar la atención de Hollywood y se pasaría al mundo de la actuación.
Su papel más memorable es el de Sylvia en la película de Federico Fellini 'La dolce vita', en la que se bañó en la Fontana de Trevi ante los atentos ojos del galán Marcello Mastroianni. Después de los años 70 su popularidad se disipó y sus apariciones eran cada vez más contadas.Seductora incomparable
Su estancia en Hollywood provocó que multitud de titulares de revistas se centrarán en ella y en sus posibles romances. Entre aquellos rumoreados idilios nos encontramos con Frank Sinatra y Errol Flynn. La actriz se casó dos veces, en ambas ocasiones con compañeros de profesión y ninguno de los intentos resultó exitoso. Su primer marido fue Anthony Steel, con el que estuvo a finales de los años 50, y cuatro años después de esa ruptura contrajo matrimonio con Rik Van Nutter, esta relación sería más longeva pero también terminó por quebrarse. En una de sus entrevistas más recientes, en 2006, explicaba que no tenía miedo a la muerte: "Sólo estoy enfadada porque no podré contarle a los demás sobre la muerte, adónde va el alma y si hay una vida después."