Travis Barker y Kourtney Kardashian, que se casaron 3 veces en apenas un mes, lo hicieron siempre por lo civil (bueno, una de ellas fue borrachos en las Vegas ante un falso Elvis), así que no llegaron a prometerse que estarán unidos para siempre "en la salud y en la enfermedad", pero la vida ha sido tan capricho que han tenido oportunidad de demostrárselo igualmente: el pasado martes 28 de junio el batería tenía que ser ingresado de urgencia.
Kourtney Kardashian llegaba al hospital con él, ambos vestido de una forma discreta para pasar desapercibidos por la prensa, aunque no lo consiguieron. La noticia del ingreso del médico corrió como la pólvora entre los medios internacionales, más aún cuando una de sus hijas pidió a sus seguidores que "rezasen unas oraciones" por su padre, poniéndose muchos de ellos en lo peor.
Horas más tarde, eran esos mismos medios como TMZ o DailyMail los que hacían pública la molestia médica que había llevado al batería de Blink-182 a ingresar en el hospital: una pacreatitis. Barker se había sometido días atrás a una colonoscopia, lo que se señala como motivo de la inflamación del páncreas.
#UPDATE: Travis Barker's medical emergency is starting to sound more serious ... because his daughter is asking for prayers. https://t.co/lCAXL6esJv
? TMZ (@TMZ) June 29, 2022
Por ello, el músico permanecerá ingresado en el hospital hasta que recuperarse completamente. Unos días diferentes y algo más complicados de lo normal en los que, seguramente, Kourtney Kardashian no se separe ni un segundo de él. Seguramente también sus hijos, quienes han mostrado públicamente una gran preocupación en las redes sociales y mostrándole todo el cariño.
En la salud y en la enfermedad
Este preocupante incidente ocurrió apenas unos días después de que la pareja celebre su primer mes como marido y mujer. Travis Barker y Kourtney Kardashian hacían oficial su matrimonio el pasado 16 de mayo con una particular 'boda' en Santa Mónica con la única compañía de MJ, madre de Kris Jenner, y el padre del músico. Eso sí, para la ocasión la empresaria se vistió de blanco con un estilismo bastante alejado de las tradicionales novias por el rito católico.
10 días más tarde, la pareja volvía a darse el 'sí, quiero' en una boda ya a lo grande en Portofino, Italia, a la que sí asistieron todas sus hermanas así como un reducido grupo de amigos cercanos a la pareja. Un ceremonia, esta vez sí, sin escatimar en gastos con un fin de semana por todo lo alto. Eso sí, un dinero que habría recuperado en gran parte con una acuerdo publicitario -nunca reconocido oficialmente- con la marca italiana Dolce&Gabanna, que no solo vistió a los novios, sino a todos los invitados encargándose también de la decoración del castillo en el que se ofició la boda.