En una intervención en la radio ella misma hablaba así de su fe, diciendo: "Me vi en un punto en el que mi vida iba a toda velocidad, totalmente centrada en el trabajo para no pensar en nada más. Me volví superexigente con mis hijos. Tenían que ser los mejores en lo que hicieran. Mi marido era el que siempre pagaba el pato porque al final yo estaba siempre con un humor horrible. Me di cuenta de que algo me pasaba y de que tenía que poner freno", comentaba.
Es por eso que consiguió encontrar la paz en la religión. En San Agustín encontró un grupo que le entendía y descubrió el espíritu de Emaús, comenzando a hacer varios retiros. La hija de Cari Lapique también asistía de forma habitual a las 'Mothers prayers', un grupo religioso que comenzó su actividad en Inglaterra pero que se ha expandido por todo el mundo, y de ello han hablado algunas de sus amistades más cercanas.
"Sintieron que debían entregar al Señor todo el dolor y las preocupaciones que tenían por sus hijos y confiar en Sus palabras: 'Pide y se te concederá', comentan desde 'Mothers prayers' sobre las personas que forman parte del grupo, como Caritina Goyanes. Desde este 'movimiento' comentan: "Esta promesa, les hizo comprender que nuestro Señor está siempre a la espera para librarnos del dolor, consolarnos y bendecir a nuestros hijos cuando acudimos a Él con Fe. Durante estos años hemos recibido numerosas y maravillosas respuestas a nuestras oraciones, incluyendo hijos que dejaron las drogas, o regresaron a casa después de años de ausencia".
La empresaria quería que sus hijos siguieran un camino cristiano: "Estaba muy implicada en la educación cristiana de sus hijos, y su mayor deseo era acercar a Dios a su familia a todos los que tenía alrededor", afirma el padre Carlos López en la publicación 'Alfa & Omega'. En cuanto a los encuentros hablan así desde la asociación: "Cada madre puede compartir sus preocupaciones sin temor a que algo de lo dicho pudiera repetirse fuera de la reunión. Las otras madres le apoyan con su oración Y sentirá el apoyo de miles de madres alrededor del mundo".
La herencia pendiente
Más allá de su increíble fe religiosa, otro asunto del que se está hablando es de la herencia que dejará a sus hijos. La empresaria de todas maneras estaba a la espera de la herencia que le pertenecía de su padre, si bien es cierto, ha trascendido que no tenía mucho en su posesión. Según Vanitatis, Carlos Goyanes pese a ser un hombre muy rico, no tenía apenas propiedades a su nombre. La empresa familiar inmobiliaria que gestiona su patrimonio la había puesto bajo la presidencia de su mujer, Cari Lapique, en vida. Tan solo tenía el 18% de un local comercial en la zona de Goya, en Madrid. Tampoco tenía a su nombre su casa de Madrid ni la de Marbella, quizás por sus problemas pasados por los que terminó en prisión.
De esta manera no se sabe qué habría heredado Caritina Goyanes de su padre. Por su parte, ella era empresaria y dueña de Sixsens by Cari Goyanes, un negocio de catering que le iba muy bien. Asimismo, tenía su propia línea de productos gourmet. También tras su muerte deja los royalties que pueda generar el libro de recetas que escribió con Espasa, eso si se hacen nuevas ediciones.