Mientras que parecía todo ideal en un plan que siempre gusta a Tamara Falcó, las cosas se torcieron cuando menos se lo esperaba. Ahora han trascendido unas imágenes de lo que pasó después de que ella e Íñigo Onieva fueran a misa a su iglesia de cabecera. Ella, que parecía feliz, cambió su rostro con la actitud de su novio, que dejó mucho que desear.
El empresario se hartó de las preguntas de los reporteros que se encontraban en las inmediaciones, pendientes de sus pasos, y quiso acabar con esta situación pronunciando las siguientes palabras: " Esto ya está siendo muy intenso ". Mientras que a su lado iba su novia, paró en seco, movió sus brazos y dio a entender que lo mejor era que se marcharan, con unas formas que seguro que la Marquesa de Griñón no le gustaron, y más que ella siempre suele ser amiga de lo correcto.
"Yo nunca voy a responder", añadía, aunque ha respondido a la prensa en más de una ocasión y utilizó sus micrófonos para disculparse públicamente de Tamara Falcó cuando el que infiel y rompieron su relación. " Dejadnos en paz, que esto ya está siendo muy intenso ", añadía, expresando su enfado con los medios de comunicación.
Tamara Falcó seguía a su lado y miraba hacia abajo, mientras que él se paraba en mitad de la calle, con aspavientos, diciendo: " Se acabó. Se acabó ". Por su parte la colaboradora siempre huye de los encontronazos y en estos momentos no entra nada más en su mente que no sea preparar su boda. Cumplirá su sueño de pasar por el altar, aunque eso haya supuesto lidiar con las críticas de haber perdona a su ex.
Sigue los pasos de su madre
Onieva quizás quiera seguir los pasos de su madre, que ha emitido un comunicado solicitando respeto, porque es una persona anónima y quiere seguir siéndolo, a pesar de ser consciente de que su hijo se va a casar con una persona famosa. Mientras que él intentaba reconquistar a la hija de Isabel Preysler, Carolina Molas fue perseguida por la prensa, y eso le ha creado mucha intranquilidad y malestar en su día a día.