La edición de este mes no esta centrada tanto en la vida personal de la artista sino más en el año loco, lleno de cambios y de fama que ha vivido Miley. Es una artista dada a la polémica, llamar la atención y mostrarse sin ningún complejo. Es la excentricidad pero no superficialidad lo que parece que sus fans están llegando a conocer. Es alguien que cambia su look o diseña una performance de acuerdo a cómo se siente en ese momento o como le venga a la canción.
"Tengo que tratar mi música como una relación"
Es quizás este nuevo contexto de estar soltera y que su carrera artística vaya por buen camino lo que hace a la cantante no pensar demasiado en el amor. Según declara ella misma: "Tengo que tratar mi música como una relación- dedicándole el tiempo y la atención que se merece, y ese es mi principal amor en este momento", y añade "nunca sacrificaría los buenos momentos que estoy viviendo por el hecho de sufrir una ruptura amorosa".
La artista parece que actúa de una forma rápida, aparece en los medios explotando como una bomba. Pero esta forma, natural y sin meditación, le hace sentirse bien pues nadie le manda o controla; además, no llega a causar un rechazo explícito en el público, sólo las críticas típicas a las que se expone cualquier celebrity. Los singles 'Wrecking Ball' y 'We Can't Stop', la escandalosa performance en los Video Music Awards, su aparición en Saturday Night Live y la codiciada portada en Rolling Stone han marcado este año que ha catapultado a primera la línea a la artista.
Sobre su 'estilo'
Sobre esta mezcla de estilos, caracteres y una imagen difusa responde que "incluso la gente que quiere verme callada, no pueden evitar que se siga hablando de mí" añadiendo, "No quiero decir que estoy en la cima de mi carrera- de hecho me siento como una clase de perdedor en la buena forma de entenderlo- es casi un punk-rock que me gusta porque no está hecho de una forma correcta".