Michelle Rodriguez ha roto finalmente su silencio sobre la muerte de su compañero y amigo Paul Walker. La actriz ha revelado que la muerte de su compañero de la saga 'Fast and Furious' le llevó a cometer una serie de fatídicas acciones de las que se arrepiente. Lo ha hecho en el documental 'The Reality os Truth', dirigido por Michelle Zapolin y Lauren Levy basado en como Michelle y otras personas tratan "la verdadera realidad a través de espiritualidad, la meditación y las sustancias psicotrópicas".
Tras la muerte de Walker en noviembre de 2013, Michelle se desvió de su vida, llegando incluso a viajar a Perú a probar Ayahuasca, una bebida utilizada por los pueblos indígenas que transtorna la realidad. Tal y como explica la actriz: "Tengo que reconocerlo, cuando perdí a Paul me convertí en un animal durante un año. La clave para mí era descubrir qué podía hacer, físicamente hablando, para dejar de pensar en temas existencialistas. Para dejar de pensar en lo efímera que es la vida y en que de la misma forma que llegamos a este mundo podemos desaparecer de él en cualquier momento. ¿Cómo podía sacar esas ideas de mi mente? Hice todo lo posible para esconderme de mí misma y puedo decirte que mi experiencia al consumir ayahuasca hizo que me sintiera todavía más triste. No era una sensación de tristeza porque se hubiese ido, era más bien un sentimiento de envidia porque lo hubiera hecho antes que yo", reconoce la intérprete en una parte del documental que ha sido publicada por TMZ.
Michelle a 323 km/h
Dos años y medio después de la muerte de Paul Walker debido a un trágico accidente en un coche deportivo ha sido Michelle la que se ha subido a uno de estos vehículos. En una autovía cerrada en medio del desierto de nevada ha sido donde la actriz ha conducido el Jaguar F-TYPE SVR. En él sobrepasó los 300 kilómetros por hora superando así su record personal, el de 225 km/h. La interprete declaró: "Ha sido una pasada conducir este coche. He superado mi propia marca de velocidad con este precioso Jaguar F-TYPE SVR. La sensación al llegar a los 323 km/h fue fantástica, el coche se conducía perfectamente y solo tuve que hacer correcciones mínimas porque todo funcionaba como debía. No creo que vuelva a ir así de rápido sin un piloto profesional a mi lado, pero ha sido una sensación alucinante."