Michael Phelps, el nadador más laureado y con más premios de la historia ha sido sentenciado con una suspensión de seis meses de de empleo y sueldo así como con la expulsión del Mundial de Natación de 2015 que se celebrará en Kazán, Rusia.
La decisión de la Federación de Natación de Estados Unidos no ha dejado indiferente a nadie. Phelps ha sido reincidente y volvió a cometer un delito la semana pasada al conducir ebrio y a gran velocidad por un túnel de una carretera convencional en Baltimore, Maryland.
EEUU se ha quedado sin su mayor y segura apuesta para el próximo mundial pero desde la organización se ha querido dejar claro que la respuesta debía estar a la altura del delito de Phelps; "la conducta de Michael era grave y requería consecuencias significativas" declaró Chuck Wielgus, director ejecutivo de la Federación.
Una sentencia 'profesional'
La institución más distinguida de la natación en Estados Unidos ha querido con esto dar un ejemplo de fortaleza y tolerancia cero contra cualquier conducta poco ejemplar entre sus deportistas federados. Por ello y aunque el campeón de mundo pidiese perdón y anunciase su entrada en un centro de rehabilitación, la Federación de Natación entiende que el "daño a la imagen y reputación" no debe pasarse por alto.
Mano dura desde su paraguas profesional pero también desde la justicia federal americana, pues el nadador todavía sigue a la espera del juicio por conducir ebrio y circular a 135 kilómetros por hora en una vía con límite de 72 km/h.