El 25 de septiembre es un día especial para Michael Douglas y Catherine Zeta-Jones. Aunque algunos lo llamen destino y otros casualidad, lo cierto es que ambos cumplen años el mismo día. Se llevan 25 años, algo que en un principio fue un obstáculo, pero que finalmente no ha sido un impedimento para que su amor creciera y fructificara.
Aunque han pasado muchos años desde el día en el que cruzaron miradas por primera vez, y los dos actores están igual de enamorados que el primer día. Ambos comparten profesión y éxitos, y ambos han estado uno al lado del otro para seguir sumando victorias, y también para apoyarse cuando no han vivido lo mejores tiempos.
Un amor que luchó contra las voces críticas
En numerosas entrevistas, la actriz ha contado cómo conoció al que es ahora su marido. Parece ser que Douglas se obsesionó con ella tras verla en la película 'La Máscara del Zorro', y aprovechó el coincidir en un evento en el que ella promocionaba la película para acercarse soltándole lo siguiente: "Catherine, voy a ser el padre de tus hijos". Esto no sentó nada bien a la galesa, que le espetó que veía que eran ciertos los rumores (negativos) que sonaban sobre él. Consciente de su error, el actor le envió un ramo de flores al día siguiente, y a Zeta-Jones comenzó a hacerle gracia su admirador, tanto que empezaron a tener citas que avanzaban a un ritmo más rápido de lo que a ella le hubiese gustado.
Catherine Zeta-Jones y Michael Douglas decidieron entonces comenzar su relación entre rumores y detractores. Las voces más críticas sentenciaban a la pareja, y todos los medios aseguraban que su amor no duraría, cuestionado por supuestos intereses y siendo puesto en la palestra una y otra vez por su diferencia de edad. Los entonces novios decidieron hacer oídos sordos, y continuar con una historia de amor en la que estaban fuertemente convencidos.
En el año 2000 se casaron, empujados por un embarazo un tanto inesperado en ese momento. La boda, celebrada en el Hotel Plaza de Nueva York, fue una de las más sonadas de la época, y tenía todo los ingredientes para atraer al foco mediático : en ese momento, ella tenía 31 y él 56; la celebración fue multitudinaria y llena de famosos; y todo comenzaba con un anillo con gran cantidad de quilates. Para más inri, la actriz estaba embarazada de Dylan, el mayor de los dos hijos del matrimonio.
Una serie de catastróficas desdichas
Con este gran comienzo, todo iba sobre ruedas, y la pareja regalaba grandes momentos, como el Oscar que ganó Catherine por su papel en la película 'Chicago', y al que salió a recoger en 2003 cuando estaba embarazada de su segunda hija con el actor, Carys. Esos años fueron muy felices, pero su alegría acabó en 2010 cuando detectaron al actor un cáncer de garganta en un estado avanzado. Poco tiempo después, Douglas se mostraba contundente en una entrevista en The Guardian, contando que había contraído cáncer de garganta por haber practicado sexo oral. "No me arrepiento de haber fumado y bebido. El cáncer que yo tenía lo causó el virus del papiloma humano, que viene en realidad del cunnilingus". Sin embargo, luego señaló que el cáncer era de lengua.
Después de esto, se difundió su adicción al sexo que él mismo confirmó: "Sí, soy adicto al sexo". A su vez, esta etapa coincidió con la condena a Cameron, hijo de Douglas en su anterior matrimonio con Diandra Luker, que recibió una pena de cinco años de cárcel por consumo y tráfico de dogas. Catherine Zeta-Jones fue entonces ingresada por un desorden bipolar y como consecuencia de ese conjunto de situaciones, la pareja terminó separándose.
Una reconciliación con mucho empeño
La pareja terminó superando sus problemas y se reconcilió. Ambos pusieron todo su empeño en salvar su matrimonio y volvieron a vivir juntos para que esta separación temporal no afectase a sus hijos. "Michael le pidió a Catherine darse otra oportunidad y ella está de acuerdo. No solo por el bien de los niños. Cuando están bien, ellos están genial juntos, así que están intentando arreglar sus problemas en casa", contaba una fuente a The Sun. En 2018, la actriz reveló que: "Ambos, Michael y yo, tenemos una relación abierta", explicando que fue esto lo que les ayudó a que su matrimonio no se viniese abajo después de dos años en decadencia.
Y, desde entonces, la felicidad ha vuelto a sus vidas. La pareja vive en una gran mansión en Nueva York con sus hijos Dylan y Carys, que siguen los pasos de sus padres en la actuación. Su amor ha sido cuestión de lucha, amor y mucha, mucha paciencia. No ha sido fácil, pero al final todo salió bien.