La cantante hizo público durante el fin de semana que ingresaría en septiembre en un centro de terapia pero no por las razones anteriormente mencionadas: "No, no soy una alcohólica. No, no soy adicta al sexo", explicaba. El motivo por el que ha decidido dar el paso ha sido el diagnóstico de un estrés postraumático ocasionado por los dos grandes problemas en su vida durante los últimos años: la enfermedad y muerte de su padre, y el complicado divorcio de Stephen Belafonte.
Realmente Mel B ya llevaba en tratamiento psicológico desde hace más de nueve años cuando a su padre le diagnosticaron un fuerte cáncer, algo que empeoró cuando falleció en marzo de 2017. La cosa no hizo más que empeorar cuando su relación sentimental se convirtió en algo tortuoso: "Mi terapia cambio un poco cuando estaba en una relación tan intensa", explicaba: "Ya sabes, estuve durante 10 años con la misma persona y fue bastante agitada", fue hasta donde quiso contar para no destripar lo que cuenta en su nuevo libro en el que relata como fue su tortuosa relación.
Sufre estrés postraumático
Como si ya hizo público durante el proceso de divorcio, Mel B aseguró que su marido le obligó a mantener relaciones sexuales con otros hombres considerándolo esto un violación. Para su desgracia, esta denuncia no fue aceptada por el juez que acabó fallando a favor de Belanfonte agravando así el malestar de la cantante y llegando a tocar fondo tras una proceso de divorcio tan tortuoso.