Las hijas de la cantante aseguran que el exmarido de Mel B le obligaba a ver vídeos de decapitaciones del ISIS mientras él cocinaba.
Melanie Brown se encuentra en medio de un batalla legal con su exmarido, Stephen Belafonte, para que no pueda ver a la mediana de sus hijas. La cantante tiene tres hijas de diferentes relaciones: Phoenix, de diecinueve años e hija de Jimmy Gulzar (su primer matrimonio); Angel, de diez años de edad e hija del humorista Eddie Murphy (con quién no llegó a casarse); y Madison, de seis años y resultado de su último matrimonio con el hombre con quien ahora se querella.The Blast, el medio digital de noticias de celebridades, ha obtenido acceso a los papeles de la demanda interpuesta por Mel B. En ellos se relatan los hechos en cuestión, declaraciones de las propias niñas y pruebas aportadas por la cantante en contra del padre de una de sus hijas. "Cuando yo no estaba presente, Stephen pensó que sería divertido o educativo (todavía no lo sé) ponerles vídeos del ISIS decapitando personas", testificó la propia Brown. Asegura también que Angel le había comentado en repetidas ocasiones que había visto este tipo de imágenes. La pequeña, que está recibiendo terapia psicológica, está realmente asustada y tiene miedo de vuelva a hacerlo, según la madre.
"Nos puso a ver vídeos de hombres siendo decapitados con motosierras mientra él cocinaba", cuenta la mayor de las tres hermanas. Esta ha sido la razón por la que la cantante intenta conseguir con esta demanda que Belafonte no pueda ver nunca más a la mediana de sus hijas. Consta también en los papeles que el exmarido de Brown ha intentado contactar con Angel a través de Madison. El padre hizo llegar a la pequeña un peluche que contenía en su interior un papel con su número de teléfono para que pudiese hablar con él.
Un hombre agresivo
La hija mayor de la Spice Girl, Phoenix, dice que "nunca me sentí unida con Stephen porque siempre se refería a mi con nombres como retrasada o estúpida", y "en algunas ocasiones se comía el desayuno que su madre les había preparado, quedándose casi sin comida par el resto del día". Cuenta también que si alguna de las niñas rompía las reglas del hogar, como por ejemplo estar en silencio mientras hablaba por teléfono, se volvía muy agresivo y les gritaba muy de cerca. Todas han sido testigos de algunas agresiones de Belafonte a su perro labrador.