Hace unos meses, el periodista y escritor, Máximo Huerta, canceló todos sus compromisos profesionales para estar al cuidado de su madre, Clara, y dedicarle todo el tiempo necesario al estar pasando por un delicado momento de salud.
Sin embargo, esto no le ha impedido sacar su nuevo libro, 'París despertaba tarde' o seguir al frente de su librería, La Librería de Doña Leo. Esta situación le ha llevado a lanzar un pensamiento a través de las redes sociales tras una conversación que mantuvo con su madre.
En una entrevista con Uppers, el periodista y escritor anuncia que sin haber vivido esta situación de estar al cuidado de su madre, no habría sido capaz de escribir 'París despertaba tarde', su nuevo libro. "Estoy orgulloso de haberlo escrito. Lo he releído y nunca releo mis libros. Ahora lo miro como si fuera el libro de otro ", apuntó Huerta.
"No sé si he roto el silencio con esta novela, solo sé que he escrito una historia verdadera y llena de sinceridad. Creo que es mi mejor novela. El silencio seguirá siempre porque mi madre seguirá manteniendo silencio, como lo mantendrán todas las mujeres de este país ", afirmó Máximo Huerta.
El valor de los cuidadores
" ¿Tantas pastillas cada día? ¿Son necesarias? Sí, para seguir ". Así comenzó la conversación entre Máximo Huerta y su madre, Clara, mientras le daba las pastillas que debe tomar para el corazón y que ha querido plasmar en sus redes sociales. "Cuando ha puesto la mano formando un cuenquecito para que se las pasara, he pensado en quién hará eso conmigo. ¿Quién? ¿Quién me cuidará?".
El escritor continuaba: "¿Quién me ordenará las pastillas? Ha sido solo un segundo. Un instante de duda, de preocupación, de futuro incierto. Pero intenso y profundo como un puñal que atraviesa la ropa. ¿Quién cuidará a los que hemos cuidado? ¿Quién se ocupará de los que no tenemos hijos? ", reflexionó en el texto que ha publicado en sus redes sociales.
La figura del cuidador es imprescindible en la vejez, así se lo han hecho saber sus propios seguidores que se han visto reflejados con la situación que está viviendo el escritor junto a su madre. "Supongo que, cuando pierda el norte, la chaveta, las orejas se agranden, la nariz y los ojos sean grises, vendrá alguien de mi familia a instalarme en alguna residencia. O seré yo quien, con un poco de suerte, acierte con la fecha concreta y pida habitación antes de que todo se derrumbe", escribió Máximo Huerta.
"¿Sin perra? ¿Sin mesa para escribir? ¿Sin sillón para leer? ¿Sin ventana a la montaña? ¿Sin mis cosas? ¿Con la MH bordada en la cinturilla de mi pantalón, de mis camisas, de mi pijama? Solo fue un gesto. De mi mano a la suya. Como fue de la suya a su madre. E imagino, de la abuela Irene a la bisabuela Teófila. Y así hasta el inicio de los tiempos. La cadena se para aquí. En mí. Fin", lamenta. "¿Quién será?", vuelve a preguntarse el escritor.