Máximo Huerta es y ha sido muchas cosas, pero ninguna parece hacerle tan feliz como su faceta de escritor. Si además escribe en París y ambienta allí su novela, nada puede entusiasmarle más. O bueno, quizás sí, mostrar a un grupo de periodistas, entre los que estuvo quien esto escribe, los escenarios de su 'París despertaba tarde' y ejercer de guía turístico por un día de la capital francesa y de la historia que tantas satisfacciones le ha dado y le seguirá dando.
París es una obsesión para Máximo Huerta, tanto es así que visita con enorme frecuencia esta ciudad que esconde enigmas incluso para él. Fue precisamente uno de ellos lo que le llevó a escribir 'París despertaba tarde', su décima novela. Sucedió cuando visitaba la Basílica del Sagrado Corazón, uno de los lugares más icónicos de París.
Alzó la vista en la Capilla de San Ignacio de Loyola y se sorprendió al ver el mosaico de dos valencianas con vestidos de vistosos colores. Ese misterio le hizo traer de vuelta a Alice Humbert, la modista de 'Una tienda en París' (2012), que junto a Kiki de Montparnasse, un personaje que existió y marcó una época, protagonizan 'París despertaba tarde'.
Máximo Huerta presentó su novela en 'Ha venido a hablar de su libro', el programa de entrevistas literarias de Bekia. La entrevista, que puedes ver en este vídeo, se desarrolló en un hotel situado en la Rive Gauche de la ciudad del Sena, y en ella, Máximo Huerta expresó su pasión por esos felices, intensos y apasionados años 20 del siglo XX: " He querido viajar a esos años que para mí son fascinantes, que son tan inspiradores y que han marcado todo lo que hoy vivimos".
En concreto, la acción se desarrolla en 1924, en el contexto de los Juegos Olímpicos de 1924 que se celebraron en París y que supusieron un rotundo éxito y un modelo para los que vinieron después. Curiosamente, o no, la capital gala acoge los Juegos Olímpicos exactamente 100 años después: "1924 es el centro de la vida de esos años 20, fueron unos años intensos, divertidos, locos, creativos. En 1924 se dan cita el deporte en unos Juegos Olímpicos en los que además de deporte hay fiesta y compiten en arquitectura, pintura, música, poesía... hay una competición deportiva, pero también hay disciplinas culturales y esa mezcla me parece perfecta para un año clave. Se termina el Sagrado Corazón con las vidrieras, es el último año de Monet... ese año era mi año y creo que es el año clave que explica los años 20", expresó el autor.
El mencionado Sagrado Corazón era clave en la novela, tal y como explicó Máximo Huerta: "¿Unas falleras en el altar? ¿Cómo? A partir de ahí empiezo a investigar. Son unos mosaicos que encargaron a los Maumejean, muy conocidos porque en España hicieron el ABC Serrano y mosaicos en el norte de España. El Sagrado Corazón se inaugura en 1914. Hay guerra y se destruye buena parte de la basílica. En 1924 es cuando se hacen los mosaicos del ábside, donde está el encargo de la protagonista de la novela, Alice Humbert, que es la que hace esos vestidos, como modista humilde a la que encargan esa obra que podemos ver". Junto a esas falleras hay un indio que no parece tener nada que ver con ellas. Ahí hay una novela, quizás, pero Huerta deja claro con humor "Que venga un escritor americano y que haga la historia del indio, yo he contado la nuestra".
En 'París despertaba tarde' se menciona a personas que existieron y que pasaron por ese París de 1924 como Scott Fiztgerald, Hemingway, Coco Chanel, Monet, Andre Citroën, Man Ray o Modigliani, pero también Kiki de Montparnasse, que para Máximo, es un personaje clave en la trama "porque narra desde fuera cómo fueron esos años, ella lo narró en una autobiografía que escribió y que le prologó Hemingway, y contó cómo disfrutó como nadie ha disfrutado en la vida. Ella ha estado en el barro, ha estado en los bares, en los talleres, en París, en la calle, en la lluvia... es un personaje que me apasiona. Kiki de Montparnasse, la reina de París".
Kiki quizás amó, pero más lo hizo Alice Humbert, la protagonista, que debe enfrentarse a las dudas que le asaltan en el amor. Para Máximo Huerta, en el amor no puede haber dudas: "Se ama o no se ama. No me creo las medias tintas, cuando las personas dudan, es que no. Si estás dudando es que no. En el amor no se duda, se ama o no se ama. La media tinta es cuando llevas 50 años. Hacer mudanza de corazón es lo más complicado, hacer mudanza de casa lo metes todo en cajas, por eso la fase que define esta novela es 'Se ama o no'".
La madre de Máximo Huerta, una gran coach
Máximo siempre tiene una sonrisa, más cuando habla de su madre, Clara, de la que rememora con cariño una divertida anécdota que le ha servido como consejo y que salió en la conversación al hablar de mudanzas: "Mi casa era muy estrecha, pero mi madre cambiaba los muebles y la casa parecía distinta. Si no puedes mudarte, a veces basta con mover solo las cosas de sitio. Mi madre me hizo ver la vida de otra manera, que a veces moviendo el sillón en el que se sentaba mi padre a otro lugar, mi padre parecía otro. Si no puedes cambiar de lugar, puedes cambiar de espíritu. Mi madre, una gran coach", añadió entre risas.
Volviendo a la novela, es importante destacar que en aquel París de entreguerras no todo eran risas, fiestas y champán, sino que existía un nivel de pobreza insoportable. Como se refleja en la novela, para sobrevivir, algunas mujeres jóvenes posaban para las pintores en el llamado mercado de modelos en la Rue de la Grande-Chaumière, cerca de Le Dôme y a dos pasos de Rue Campagne Première, hábitat de artistas. "Posar fue el ascenso a otro lugar, la única posibilidad que tenían. Los pintores las trataban como putas, palabras textuales de algunos de ellos. '¿Dónde están las nuevas putas? Que suban'. Eso es violento hoy, ayer y siempre. Me apetecía poner la mirada en esas mujeres, recuperarlas, y no hacer un homenaje, me parece una cursilada, pero sí mirarlas, ponerles nombre y convertirlas en novela ", finalizó este enamorado de París y de la literatura que con su talento y entusiasmo logra que quien le lee y le escuche se contagia de su misma pasión.