Galería: Premios César 2015
Ser europea y trabajar en Hollywood no es tarea imposible. Buena prueba de ello está en que muchas de las actrices jóvenes y talentosas de cada país del viejo continente han tenido la oportunidad de lucir palmito en al menos una producción creada para mayor gloria de sus partenaires masculinos de la Meca del Cine. A todos se nos vendrán nombres a la cabeza. Sin embargo, lo verdaderamente difícil está en aquellos ejemplos que son capaces de superponerse a las etiquetas iniciales y crearse un estatus de estrella al mismo nivel que el de sus compañeras provenientes de países angloparlantes, mucho mejor posicionadas para ocupar esos privilegiados puestos.
Si España tiene a su Penélope Cruz y Italia a su Monica Bellucci, sin duda, Francia encuentra su máximo exponente de estrella internacional en Marion Cotillard, actriz que no deja de llamar la atención global hacia su trabajo desde que destacara gracias a la encarnación del mito galo Edith Piaf en el biopic 'La vida en rosa'. Brigitte Bardot, Catherine Deneuve o Juliette Binoche han jugueteado en algún momento de sus carreras con la industria más potente del mundo, pero ninguna logrando la repercusión mediática de su compatriota, quien lleva años en un momento envidiable tanto en el plano personal como profesional.
Infancia creativa y primeras frustraciones
Marion Cotillard nace en París el 30 de septiembre de 1975 en el seno de una familia de artistas. Sus padres se dedicaban al mundo de la actuación, lo que le llevó a compartir con ellos el gusto por esta profesión desde la infancia. Aunque como ella misma sostiene, pasó mucho tiempo hasta que pudo ganar el suficiente dinero como para poder vivir de ello, llegando incluso a fabricar llaveros con pasta Fimo para subsistir. La actriz recuerda sus primeros años de vida como una etapa de absoluta libertad para desarrollar su creatividad. "Cuando éramos pequeños vivíamos en un apartamento en el que se decidió que todas las paredes nos pertenecían, así que podíamos dibujar lo que quisiéramos. Nuestros amigos venían para pintarlas", confesó a LOC la actriz, que tiene dos hermanos gemelos, Quentin y Guillaume.
Empeñada en alcanzar su sueño, comenzó su carrera interpretando papeles secundarios en distintas series de televisión francesas. La trilogía 'Taxi express' la situó en el mapa cinematográfico de su país, pero la poca entidad de estos personajes motivaron que llegara incluso a pensar tirar la toalla. "Me sentía frustrada, no quería desperdiciar mi pasión y pensé que tal vez sería mejor dedicarme a otra cosa y que ya regresaría cuando me llegaran propuestas más excitantes", afirmó. En 2003 obtuvo ese ansiado empujón con el estreno de 'Quiéreme si te atreves', filme de culto en el que conoció a su actual marido, Guillaume Canet, y su primera gran incursión en suelo americano, 'Big Fish', película dirigida por Tim Burton en la que interpretaba a Josephine Bloom.
Una Edith Piaf que hace historia
Dos años más tarde obtendría su primer premio César por un papel secundario en 'Largo domingo de noviazgo', de Jean-Pierre Jeunet, tras dos nominaciones previas ('Taxi Express' y 'Les jolies choses'). Colaboró con directores de la talla de Abel Ferrara y regresó a Hollywood en 2006 como interés amoroso de Russell Crowe en 'Un buen año', sin embargo, su gran espaldarazo fue propiciado por la encarnación de la mítica cantante Edit Piaf en el biopic 'La vida en rosa'.
Gracias a un buen número de prótesis y a una desaforada pero milimétricamente estudiada actuación, Cotillard consiguió meterse en el bolsillo a la crítica de todo el mundo. Su retrato no pasó desapercibido en ninguna entrega de premios, viéndose recompensada con un Oscar de los que hacen historia. Imponiéndose al trabajo de grandes nombres como los de Cate Blanchett o Julie Christie, la actriz se convertía en la primera francesa en conseguir la dorada estatuilla en la categoría principal y la segunda actriz europea en hacerlo por una película que no fuera de habla inglesa (Sophia Loren logró el premio en 1962 por el melodrama italiano 'Dos mujeres').
"Gracias a la vida. Gracias al amor. Es verdad que en esta ciudad hay ángeles", fueron algunas de las palabras que formaron parte de su emotivo discurso de agradecimiento. Huyendo de los cantos de sirena de Hollywood y ante la posibilidad de escoger papeles que supusieran un reto más allá de convertirse en una cara bonita del star system, Cotillard ha ido construyendo a partir de ese momento una sólida carrera en la que alterna personajes comerciales con otros de mayor envergadura. "Al ser una actriz francesa, tenía sueños que no debía tener, porque no era posible trabajar en Hollywood, aunque fuera el sueño más grande de mi infancia. Y de pronto, lo imposible se hizo posible", afirmó.
El musical 'Nine', el drama criminal 'Enemigos públicos', el thriller 'Origen', la fantasía romántica 'Medianoche en París' o la cinta de acción 'El caballero oscuro: La leyenda renace', todas ellas producciones americanas, no han impedido para que la actriz destacara como protagonista en pequeñas producciones europeas como 'De óxido y hueso', de Jacques Audiard, o 'Dos días, una noche', de los hermanos Dardenne, película en la que interpretaba a una desempleada en crisis y que le valió su segunda nominación al Oscar. Lejos de apagarse su buena racha, el futuro se presenta prometedor, teniendo pendiente de estreno la nueva adaptación del drama shakesperiano 'Macbeth', donde comparte créditos con Michael Fassbender, y contando entre sus futuros trabajos con lo último de Xavier Dolan, 'It's Only the End of the World', y la adaptación cinematográfica del popular videojuego 'Assassin's Creed'.
Icono de estilo y feliz madre y esposa
Pese a no ser una mujer explosiva, la elegancia y sofisticación que irradia Marion Cotillard por los cuatros costado ha despertado un enorme interés en el mundo de la moda. Siendo portadas de innumerables publicaciones internacionales y destacada constantemente como una de las actrices mejor vestidas de la alfombra roja, se convirtió en la imagen oficial de los bolsos Lady Dior en 2008. "Tiene un estilo propio, muy potente y muy francés. Se atreve con nuevos colores y nuevas formas y da oportunidad a firmas menos conocidas, no es todo Dior", dijo en su momento la prestigiosa estilista Virginie Corré.
Celosa de su vida privada, pocos datos se conocen de su vida sentimental. En los primeros años del 2000 mantuvo un discreto romance con el actor francés Stéphan Guérin-Tillié, hasta que en 2007 comenzó una sólida relación con el también actor Guillaume Canet, quien por aquel entonces era conocido por ser el exmarido de Diane Kruger. Aunque no se hayan decidido a pasar por el altar, la pareja dio la bienvenida al mundo en 2011 a su primer y único hijo: Marcel. "Yo siempre he pensado que para encontrar la inspiración hay que instalarse en lugares oscuros, pero desde que tengo a Marcel en mi vida entra mucho sol", afirmó Cotillard sobre su satisfactoria maternidad. En marzo de 2017, la pareja repitió paternidad, dando la bienvenida a una niña.