Maribel Verdú parece que lleve toda una eternidad formando parte de nuestras vidas. Más bien, encerrada en ese pantalla grande en la que ha hecho prácticamente de todo contando (casi siempre) con el favor de crítica y público. Una carrera de altibajos en la que la actriz ha tenido también tiempo de probar suerte sobre las tablas y en la pequeña pantalla, de conquistar el corazón de los espectadores, de aprovecharse de esa sincera y espontánea sonrisa para labrarse una de las carreras más prolíficas e interesantes del mundo de la interpretación en nuestro país.
La madrileña proyecta una imagen cercana y accesible que la aleja de cualquier atisbo de divismo. Esa sensación de cercanía viene acrecentada porque, pese a que cumpla tan solo 45 años, lleva más de tres décadas dedicando su tiempo a una profesión que la ha visto crecer y perfeccionarse. Maribel Verdú nace el 2 de octubre de 1970 en el seno de una familia de profesores. Conocida en su casa como 'Bel', asegura que sus familiares han sido un pilar fundamental para lograr salir adelante y mantener siempre los pies en la tierra. Reconoce profesar una gran admiración hacia su madre y su abuela, a las que considera dos de sus máximos referentes, y mantiene una estrecha relación con sus dos hermanas gemelas, Carlota y Marina, que regentan una tienda de moda y complementos en Benidorm (Alicante).
Debut a temprana edad
Aunque de pequeña soñaba con seguir los pasos de sus padres y ser profesora, pronto manifestó su deseo de convertirse en modelo. Apoyada por su madre, que había hecho sus pinitos tiempo atrás, debutó en el campo de la publicidad a los 13 años. Poco tiempo después comenzó su andadura como actriz, como se suele decir por la puerta grande, poniéndose bajo las órdenes de Vicente Aranda en uno de los capítulos de la serie 'La huella del crimen', 'El crimen del Capitán Sánchez', compartiendo reparto con Victoria Abril y Fernando Guillén.
Su aspecto aniñado y cercano al de una sensual 'lolita', le abrió las puertas del cine en 1986, participando en las películas 'El orden cómico', '27 horas' y 'El año de las luces'. Durante este año repleto de trabajo, intervino en las series 'Nunca se sabe', 'Turno de oficio' y 'Segunda enseñanza', donde daba vida a la hija de Carlos Larrañaga, el que acabaría convirtiéndose en su suegro en la vida real. De esta primera etapa es especialmente recordado su papel de Ángeles en 'La estanquera de Vallecas', adaptación de la conocida obra de teatro de Alonso de Santos.
Creciendo como actriz
Sin embargo, el reconocimiento crítico no le llegaría hasta principios de los años noventa, cuando de nuevo dirigida por Vicente Aranda protagonizó junto a Victoria Abril y Jorge Sanz la icónica 'Amantes'. Nominada por primera vez al premio Goya a la mejor actriz, esta película supuso un gran espaldarazo a su carrera dramática y le permitiría ir poco a poco desligándose de esa imagen de icono sexual. " Lo fui, es verdad, y estuvo bien, pero afortunadamente todo pasa. Lo raro sería serlo ahora", reconoce la actriz.
Su fama se fue acrecentando al mismo tiempo que su agenda se llenaba de comerciales y exitosos proyectos. 'Salsa rosa', 'Canción de cuna' o 'Belle Epoque' son claros ejemplos, siendo esta última en 1994 la ganadora del Oscar a la mejor película en lengua extranjera. En 1997 recibiría su próxima nominación a los Premios Goya por 'La celestina ' y un año después repetiría en la lista de nominados por 'La buena estrella', película que elige como una de sus favoritas y en la que trabajó con sus buenos amigos Antonio Resines y Jordi Mollà. La falta de proyectos cinematográficos interesantes la obligó a protagonizar dos conocidas series de televisión: 'Ellas son así' y 'Canguros'. Ella misma reconoce que durante algún tiempo se sintió frustrada por no estar tan solicitada como quisiera, llegando a participar en producciones vapuleadas por la crítica como 'Lisístrata' o 'Tuno negro'. En 2001 cruzó el charco para protagonizar la polémica y exitosa cinta mexicana del oscarizado Alfonso Cuarón 'Y tú mamá también', donde compartía créditos con unos prometedores Gael García Bernal y Diego Luna. Por este papel se alzaría con el premio Ariel a la mejor actriz, convirtiéndose en la única española que atesora dicho galardón.
Regreso por la puerta grande
Sin embargo, no fue hasta el estreno de 'El laberinto del fauno' cuando recuperó su estatus de actriz talentosa e imprescindible para nuestra cinematografía. "Tengo una cierta sensación desde que volví con 'El laberinto del fauno' tras dos años de resaca, como si cada año fuese mi año. No es normal que se siga tanto tiempo con proyectos interesantes ", afirmó. La producción fantástica de Guillermo del Toro le brindó una nueva nominación a los Premios Goya, después de casi una década olvidada, convirtiéndose posteriormente gracias a películas como 'Siete mesas de billar francés', 'Los girasoles ciegos' o 'Blancanieves ' en un nombre recurrente en la lista de nominados. Tanto es así que, aunque tan solo haya conseguido dos de estos galardones, atesora el título de la actriz con más nominaciones de la historia de los Goya (10).
Durante estos últimos años también ha destacado en el teatro al protagonizar en 2008 la adaptación española de 'Un dios salvaje', junto a Aitana Sánchez Gijón, Pere Ponce y Antonio Molero, y haber dado el salto a Hollywood poniéndose bajo las órdenes del mítico Francis Ford Coppola en la fallida 'Tetro'. Además, el futuro se presenta prometedor. La actriz tiene pendiente de estreno 'La punta del iceberg' y se prepara para rodar el drama sobre el autismo 'El faro de las orcas'.
Coqueta, feliz esposa y sin hijos
Lejos de las cámaras, Maribel Verdú sorprende en cada aparición pública por su buen gusto a la hora de escoger atuendo. Aunque no se siente una fanática de la moda, casi siempre destaca por su elegancia y discreto maquillaje. "Yo soy, sobre todo, la tonta de las chaquetas, me encantan los abrigos y las chaquetas aunque mis básicos son todos: le doy importancia a bolsos, zapatos, pantalones... Y a la ropa interior, ni te cuento. Es lo que más me gusta", confesó a la revista Vanity Fair.
Discreta con su vida personal, está casada desde el 11 de marzo de 1999 con el productor teatral Pedro Larrañaga, hijo de los actores Carlos Larrañaga y María Luisa Merlo. Encantada con su conocida familia política, en varias ocasiones ha afirmado que el día de su boda fue el más feliz de su vida y reconoce no saber cuál es el secreto de su sólida relación. Eso sí, hay una pregunta que detesta que le hagan: "¿No quieres ser madre?". Recientemente, con motivo del estreno de la comedia argentina 'Sin hijos', Maribel Verdú volvió a mostrarse hastiada por la sempiterna pregunta. "Yo soy muy tolerante y que la gente haga lo que quiera. Quien quiera tener que tenga. Pero ser mujer no es sinónimo de ser madre. Es una elección de la vida, no una obligación, y las mujeres no tenemos que dar explicaciones de por qué no queremos ser madres", defendió en una entrevista para El Periódico.