María Teresa Campos llevaba mucho tiempo sin ser vista por nadie, alejada de todo lo que estaba sucediendo en torno a Rocío Carrasco y lejos de la televisión, donde volvió por todo lo alto con 'La Campos móvil' pero que se terminó poco después de su estreno con Isabel Díaz Ayuso como invitada. La veterana comunicadora no volvió a subirse a su camión transparente pese a ser un formato bastante curioso de entrevistas.
Pues bien, desde aquel momento solo ha habido alguna ocasión en la que se ha pronunciado sobre Rocío Carrasco pero sin dar más detalles que el simple hecho de que ella quería que se hiciera justicia con la que considera prácticamente su hija. Pues bien, hablando de hijos, María Teresa Campos ha decidido reaparecer de la mano de su hija, Terelu Campos, quien le ha realizado una entrevista en Lecturas, donde se ha incorporado a la plantilla.
María Teresa Campos se ha mostrado encantada con la entrevista de su hija y ha asegurado que tienen una magnífica relación: "¡Somos una piña!". De hecho, Terelu Campos ha hecho una pregunta un tanto delicada: "¿Somos Carmen y yo lo que te hubiera gustado que fueran tus hijas?", a lo que su madre tiene clara la respuesta: "¡Por supuesto! Me siento orgullosa de las dos". También ha mostrado su alegría tras haber sido vacunada del coronavirus: "Me siento una superprivilegiada".
Dos temas delicados para ella
Era inevitable preguntar a María Teresa Campos por todo lo que está contando Rocío Carrasco en su docuserie 'Rocío: contar la verdad para seguir viva' y así ha reaccionado la comunicadora: "Sabía del sufrimiento de Rocío, pero no hasta qué punto. (...) Le dije: 'No quiero morirme sin que a ti se te haya hecho justicia, sin que la gente sepa que no eres una mala madre. ¡No puedo soportarlo! ". (...) Lo que estamos viendo es la crueldad contra una persona, el odio. Y utilizando a quién ha utilizado", decía tajante.
Terelu Campos también ha querido preguntarle por Edmundo Arrocet, una historia que ya queda en el pasado pero que a María Teresa Campos le marcó muchísimo: "He llorado mucho, ya no lloro. Pienso que me equivoqué. Hubiera puesto la mano en el fuego porque esta persona nunca haría lo que ha hecho ", decía todavía con un punto de dolor, según indican en la entrevista. Sin duda, una vuelta a sus casi 80 años en la que ha abierto su corazón junto a su hija.