La última etapa de su vida la vivió en un lujoso piso, pero no en propiedad, sino en alquiler. La presentadora llegó a tener una mansión de 2.000 metros cuadrados y un jardín de más de 6.000, pero se fue deshaciendo de propiedades con el paso del tiempo. Una de sus viviendas fue la casa de Molino de La Hoz, situada en Las Rozas, pero la vendió antes de mudarse a dicho piso.
Pese a que nació en el protectorado español de Tetuán en 1941, tan solo contaba con un año de vida cuando su familia se mudó a Málaga, el lugar que sentía como suyo, es por eso que allí invirtió en dos viviendas. María Teresa Campos vendió en 2020 un piso de casi 103 metros cuadrados ubicado entre el río Guadalmina y el Museo Carmen Thyssen por el que percibió 400.000 euros.
La única vivienda que ha sobrevivido a todas sus ventas ha sido la de Pedregalejo con vistas al mar, que se cree que cuesta unos 850.000 euros. Eso sí, fuentes cercanas a María Teresa Campos han asegurado al medio LOC que la casa está hipotecada porque se tuvieron que pagar los gastos de sus cuidados. E incluso las hijas de la presentadora reconocieron que su última pareja, Bigote Arrocet, le prestó dinero, algo que demostraría su falta de liquidez.
Su herencia se ha visto mermada
Ahora se ha conocido que lejos de lo que muchos esperaban, tras su muerte solo ha dejado una propiedad. No hay que pasar por alto que María Teresa Campos afrontó durante una época de su vida importantes problemas económicos, es por eso que ahora se entiende que su herencia no sea tan elevada como muchos esperarían pese a que haya trabajado durante tantos años con programas con una muy buena audiencia.