Galería: Prince, una leyenda de la música
Es un hecho que la muerte de Prince ha dejado a medio mundo desolado. No ha pasado ni siquiera una semana desde que esta leyenda del pop se fundiera en un "adiós" para siempre y ya son muchos los que le echan de menos.
Por supuesto, su familia la primera de ellas pero también todos aquellos fans que ahora sienten que la música ha perdido a una de sus grandes referencias de los últimos tiempos. Una herida que se abrió en la mañana del 21 de abril, cuando el portal TMZ publicaba en primera plana la trágica noticia de su fallecimiento, y que desde luego tardará mucho en cicatrizar.
Desde entonces, los mensajes de apoyo a sus familiares y las muestras de cariño hacia el cantante no han parado ni un solo momento de suceder. Sus famosas canciones, como 'Purple Rain' o 'Sign of the times', se han hecho eco de esta grave pérdida y tampoco han dejado de sonar en todos los rincones del planeta.
Llevaba ya muchos meses luchando contra una delicada gripe que recientemente le había hecho, incluso, provocar un aterrizaje de emergencia en pleno vuelo privado. Ahora, son muchos los que han querido rendir un homenaje al artista y multitud de ciudades también han conseguido que su voz suene más fuerte que nunca.
Y es que si existe un rasgo que pueda definir mejor a Prince Rogers Nelson ese es, sin duda, su absoluta y flamante capacidad para hacer música. Una larga lista de álbumes y canciones lo avalan, al igual que los innumerables conciertos que el cantante ha brindado en sus 40 años de profesión.
La llegada de Prince a Marbella
Entre ellos, y uno de los que siempre permanecerá en la memoria de España, el de Marbella. Un sueño que se hacía realidad un 27 de julio de 1990 y que acabó abarrotando las gradas del Estadio Municipal marbellí. Un total de 18.000 personas se concentraron a la espera del de Minneapolis y pudieron cantar junto a él hits como 'Housequake' o 'Kiss'.
Aún no se sabe si fue el cariño de su gente, el lujo, el clima o la belleza de sus pueblos, pero lo cierto es que Prince quedó puramente enamorado de este pedacito de tierra andaluza. Quizás fue una mezcla de todo aquello lo que al final consiguió que el propio músico definiera a Marbella nada más y nada menos que como " El Paraíso ".
Un flechazo en toda regla que años más tarde le incitó a trasladar su residencia hasta la Costa del Sol. Aunque no lo hacía solo. Allí estaba su entonces mujer Mayte García, una bailarina puertorriqueña que formó parte de su elenco de baile, para acompañar al estadounidense en esta nueva aventura.
Ambos se conocieron cuando ella apenas tenía 22 años y él 37. Hasta el momento, Prince había pasado ya por muchas aventuras amorosas, entre las que se encontraban sus romances con Madonna o Kim Basinger. Sin embargo, la aparición de García en su vida hizo que la actitud del cantante cambiara por completo, quedando plenamente encandilado por los encantos de la bailarina.
De ahí en adelante, la relación no hizo nada más que navegar a favor de sus protagonistas. Tanto que el mismo día de San Valentín de 1996, Prince y García decidieron subir al altar y pronunciar el temido "sí, quiero". A partir de entonces, nada podía ir a mejor.
Adorna Tierra: el "refugio" marbellí de la pareja
La pareja se encontraba en un momento de su vida donde la felicidad había alcanzado su estado pleno y decidieron que el mejor sitio para pasar el resto de sus días no podía ser otro que la ciudad de Málaga. Un destino que acabó convirtiéndose en el regalo de bodas de Prince a su amada y el cual vino acompañado de una majestuosa mansión.
Y es que si el lujo era una de las características que mejor podía definir la vida del cantante, no hace falta imaginar como puede llegar a ser esta casa por dentro. Ya uno puede hacerse a la idea, teniendo en cuenta la fortuna y los detalles tan señoriales que rodearon a Prince a lo largo de toda su vida.
Se trata de un 'casoplón' valorado en la cantidad de 5,2 millones de euros que cuenta con un total de 6.000 metros cuadrados de parcela y 890 de vivienda habitada. Su ubicación se halla en la Urbanización Paraíso Barrocal, entre Marbella y Estepona, y cuenta con acceso directo a una playa casi salvaje.
Así, y para que este nidito de amor fuese aún mucho más íntimo y personal, los recién casados también quisieron bautizarla con el nombre de Adorna Tierra. Una minuciosidad por hacerla completamente suya que provocó, tanto en el interior como en el exterior de la casa, un verdadero estallido de lujo y exuberancia.
Un solo vistazo a algunas de las instalaciones de dicha mansión lo corrobora. Dividida en dos pisos, Adorna Tierra cuenta con un total de 13 habitaciones, un grandioso comedor, un salón con chimenea y una sala de desayuno, un garaje con cabida para seis coches, un gimnasio, terrazas privadas, baños al estilo suite con decoración de mármol, una cocina completamente equipada y, como no, su propio estudio de grabación.
Todo ello con la grandiosidad de unos amplios ventanales que permiten que la luz invada cada uno de los rincones de la vivienda. La separación entre la planta de arriba y la de abajo se presenta a través de una impresionante escalera decorada con balaustres de mármol.
Además, una de las peculiaridades de su interior se encuenta en la disposición del dormitorio principal, el cual llega a ocupar ambas plantas de la vivienda a modo de dúplex. Y si a un interior de estas características se le añade un exterior con piscina climatizada, pista de tenis, jacuzzi y árboles tropicales, no es de extrañar que el propio Prince calificara este lugar como el mismísimo "paraíso".
El trágico final para Prince y Mayte García
Cualquiera, en su sano juicio, lo habría hecho. Ídilico y ensoñado oasis en el que todo era cuidado con el más mínimo detalle, se podría decir que incluso los propios empleados de seguridad vivían como auténticos "marqueses", quienes disponían de un chalé propio y un salario que alcanzaba el medio millón de dólares.
Sin embargo, y muy a su pesar, uno de los momentos más esperados y deseados por la pareja terminó por destruir lo que parecía una felicidad sin límites. El 16 de octubre de 1996, Prince y Mayte García daban la bienvenida a su primer hijo, Boy Gregory Nelson, con un fuerte y complicado contratiempo.
El pequeño, fruto de un amor que muchos daban por inseparable, nacía con el síndrome Pfeiffer; un trastorno poco común que impide el desarrollo adecuado del cráneo. Una grave noticia que 7 días después derivó en tragedia, al producirse la muerte del recién nacido Boy Gregory. Fue a partir de entonces cuando todos los males invadieron el amor de esta pareja.
Esta inesperada situación les sobrepasó a los dos y ambos decidieron seguir caminos diferentes. Prince, por su parte, creyó oportuno dejar atrás esa ciudad que tantas alegrías le había dado hasta el momento y esa casa que catalogó como "maldita" para refugiarse de nuevo en Estados Unidos.
Pero ya nada fue igual para el transcurso profesional del artista. No solo cambió su personalidad sino que también su música se vio afectada por este inesperado suceso. Mayte García, en cambio, prefirió quedarse en territorio marbellí y ahogar sus penas con nuevos romances. Uno de ellos fue Tommy Lee, la expareja de Pamela Anderson.
El proceso de venta desde Estados Unidos
El deseo de dejar a un lado este horrible acontecimiento y seguir con su día a día, fueron nefastos para el de Minneapolis. Así, aún estando al otro lado del Atlántico, Prince tomó las riendas y se puso manos a la obra para conseguir vender esa casa que nunca más quería volver a pisar. Ya no solo por lo de su hijo Boy, sino porque el mantenimiento del servicio doméstico le estaba obligando a desembolsar cerca de 25.000 euros mensuales.
De esta forma, tomó la decisión de contactar con una inmobiliaria para conseguir deshacerse de ella. Y para que todo fuese aún más rápido, la empresa creyó oportuno una redecoración de su interior, con algunos objetos personales del cantante, para que la mansión fuese aún más vistosa e incrementara el valor comercial.
Pero sin embargo, el esfuerzo no dio resultado alguno. Prince se vio en la obligación de bajar el precio repetidas veces hasta que al final consiguió venderla. La separación absoluta de la pareja, además, llegaría en 1999 con la definitiva nulidad matrimonial. Un final con lo que nunca soñaron y que hizo que sus vidas dieran un giro de 180 grados. Mayte García no volvió a casarse y dedicó sus años a participar en realities de antiguas famosas.
La evolucón de Prince no sufrió muchos más cambios y prefirió dedicarse a disfrutar de la vida sin ningún compromiso más. Eso sí, a Marbella nunca más volvió. Así, es ahora su actual dueño quien ha decidido poner en venta el que un dia fue el refugio para Prince Rogers Nelson. Engel & Volkers es la inmobiliaria que se está encargando de ello y tasa la mansión con un valor de 5,2 millones de euros. ¿Quienes serán sus próximos dueños?