"Soy la persona más insegura del universo pero cuando me subo al escenario siento un empoderamiento brutal. Y fuera del escenario me hago pequeñita otra vez", le ha explicado a la diseñadora, contando qué es la música para ella. En esta intervención ha dado un paso al frente, porque ha hablado por primera vez de sus trastornos alimenticios, una lucha que duró año contra la anorexia, algo que no supo tratar como se debía por sus continuos compromisos profesionales.
"Hubiera sido un escándalo mediático y no queríamos que pasara...", ha comentado sobre cómo se hubiese abarcado la situación si se hubiese sabido cuando ocurrió. La cantante ha contado su propia experiencia, diciendo: "Trastornos de empezar a comer menos, de obsesión por la delgadez, por estar delgada, por estar físicamente como tenía que ser, y se me fue bastante de las manos. Yo seguía trabajando, seguía con mil cosas, no podía centrarme en eso, y eso estaba, iba y venía, hasta que ya dejó de venir. Hasta que un día dije: 'ya está'".
Para ella fueron años en los que lo pasó muy mal, y ha añadido: "Estuve un montón de años con el sí y con el no. Quité todos los espejos y los pesos de mi casa para no ver constantemente mi imagen, cosa que es difícil porque te ves luego en otro sitio que no es el espejo. Seguí trabajando y una vez íbamos a sacar 'Guerra fría' y estuve un mes sin poder dormir". Como se vio tan saturada, habló con un amigo médico y le recomendó ir a un psiquiatra.
"Fui y en la charla para contarle que no podía dormir le conté que había tenido trastornos alimenticios. Me preguntó y le dije: 'A mí en su momento me dijeron que era anoréxica y tal y cual'. Le dije que tenía esa enfermedad y me dio una charla muy chula, bastante corta y tonta, en la que me preguntó a qué edad había empezado", ha seguido explicando. Lo que le comentó dicho psiquiatra fue clave para ella para que su percepción cambiara.
Más allá de este episodio de su vida, parece que ha tenido que lidiar con otras exigencias propias, como ha contado: "Yo he tenido una exigencia muy enfermiza conmigo, me he hecho mucho daño a mí misma. Al final hacía todo para la música, para la voz, para los conciertos, todo para todo menos para mí. Hacía cosas brutales y parecía que eran terribles. No me valía nada. Decía no a todo. He hecho una cantidad de cosas preciosas y al final siento que las he padecido, no las he disfrutado".
"La terapia me ha cambiado la vida. No la dejo ni loca, ni en Navidad. Invertimos muchísimo dinero y tiempo en hacernos analíticas, pero esto (señalando su cabeza) es lo que gestiona todo lo demás y el que se come todo lo que está alrededor", ha sentenciado. Por otro lado, también lo hace por su hija: "No está mal que nos den de vez en cuando herramientas para gestionar las emociones porque las emociones nos destrozan. Ahora vivo la vida de una forma más real, tranquila, relajada, sin tanto complejo, sin tanto miedo, sin tanta inseguridad".
Llorar de felicidad
En cuanto a su maternidad ha comentado: "Sacarla al universo es lo que más miedo me da. Quiero quitarle miedos y complejos. Quiero que mi hija se críe libre de miedos y complejos". Con la niña es muy feliz, quien es el motor de su vida: "Llorar de risa me pasa a diario con mi hija, que cada vez me suelta una cosa diferente con esa lengua que tiene y lloro cada día. Y de felicidad, cuando estrenamos con esta gira. Disfruté tanto con el sonido, con el público, con mi banda... Pero hace mucho que no lloro, va a ser verdad que estoy feliz".