Tras revelarse nuevas fotografías de los restos del avión entre los que encontraron el cuerpo sin vida del futbolista, la policía británica ha confirmado que la principal causa del accidente fue la climatología. El 21 de enero estaba prevista una tormenta de invierno en la zona por la que tenía que volar el avión y, pese a ello, el piloto decidió emprender el vuelo.
El mal tiempo redujo la visibilidad del piloto lo que unido al viento que hacía produjo en el piloto, David Ibbotson, lo que se conoce como desorientación espacial. La desorientación espacial produce ilusiones sensoriales que hicieron que el piloto subiera y bajara el avión sin ser consciente de ello. Además, esta sensación provocó que el piloto creyera que el avión estaba girando a la izquierda cuando este esta girando al lado contrario.
Irregularidades
David Ibbotson, aún desaparecido, no contaba con un licencia para hacer vuelos comerciales y el avión no tenía permiso para transportar pasajeros. A esto hay que añadirle que el piloto estaba utilizando un sistema de seguimiento del vuelto para novatos. Por lo tanto, las malas condiciones del tiempo fueron las causantes del accidente pero tal y como ha afirmado la Air Accidents International Brands (AAIB) fue la falta de experiencia del piloto lo que le hizo caer en esa desorientación espacial que provocó el accidente.