Mientras la imagen de los antaño Duques de Palma está por los suelos y es probable que jamás se recupere, Magdalena de Suecia y Chris O'Neill creen que todavía están a tiempo de que los ciudadanos suecos vuelvan a tenerles en estima, o al menos que vuelvan a tener cariño a la hija menor de los Reyes y un cierto aprecio por su marido.
Por ello, la pareja acudió al programa 'Skavlan' de la televisión sueca SVT para ser entrevistados. Lo hicieron junto al cocinero Jamie Oliver y la cantante Adele, la charla muy distendida y se mostraron cercanos y simpáticos, algo más habitual en la Duquesa de Hälsingland y Gästrikland que en el financiero, que suele ser más seco.
Lamentablemente su entrevista no ha convencido en todo el mundo, y en medios tan importantes como Expressen y Aftonbladet se ha criticado la actitud que mostró Chris O'Neill, a quien les gustaría ver con un carisma del que carece, que parece estar siempre tenso y que incluso se queja del acoso de la prensa.
Tampoco gustó que deseara que su mujer no fuera princesa y su excesiva alusión a un deseo de privacidad: "Me enamoré de esta chica. Ahora tengo que adaptar mi vida a la persona que amo. No siempre fue fácil ", aseguró el financiero, quien ha tenido ciertos problemas a la hora de adaptarse a la vida de su esposa.
Magdalena de Suecia quiere que sus hijos estudien en Londres
Chris O'Neill también declaró que le está costando mucho aprender sueco, un idioma que considera complicado pero que cada vez va entendiendo mejor cuando oye hablar a su mujer y su hija Leonor. El hecho de que O'Neill no hable sueco es un tema que tampoco agrada a los ciudadanos de su país, aunque parece que al menos está esforzándose.
Otra declaración que no ha gustado a algunos suecos ha venido por las palabras de Magdalena de Suecia, que desea escolarizar a sus hijos Leonor y Nicolás en Londres. El problema es que la Constitución de su país indica que las personas que tengan título de príncipe o princesa de Suecia deben ser educados en la fe del país y dentro de él, lo que haría inviable que los niños estudien en Londres. El problema es que ni Magdalena ni Chris desean dejar de vivir en la capital británica ni tampoco que sus hijos pierdan sus títulos y tratamientos, por lo que parece que los problemas seguirán.