'LIKE A PRAYER'

Madonna se convierte en protagonista de la Met Gala 2018 por su sorprendente acutación

La icónica cantante sorprendió a los asistentes interpretando 'Like A Prayer' con un espectáculo al más puro estilo de la temática del evento.

Brais Besteiro 08 Mayo 2018 en Bekia

Galería: Famosos en la alfombra roja de la Gala MET 2018

Como cada primer lunes de mayo, el Metropolitan Museum of Art de Nueva York cierra de manera excepcional sus puertas para inaugurar una nueva colección y para que sus salas se llenen de celebridades de todos los ámbitos luciendo vestimentas que bien podrían estar allí exhibidas. La temática de este año, "Cuerpos celestes: la moda y la imaginación católica" trae a la gran manzana la creaciones de grandes diseñadores que tomaron referentes religiosos para crear piezas únicas en alguna de sus colecciones.

Por este mismo motivo, toda la Gala de MET 2018 giraba en torno a esta misma premisa: la decoración, el 'dress code', etc. Por su alfombra roja desfilaron una gran cantidad de rostros conocidos que plasmaron el tema de la noche a través de impresionantes vestidos. Pero más allá de las deslumbrantes apariciones ante la entrada principal, lo que ocurrió dentro es lo realmente interesante.

Y fue concretamente, justo después de la cena, cuando tuvo lugar unos de los momentos más destacables de la noche. Madonna sorprendió a los asistentes con una impresionante actuación interpretando su canción más acorde con la temática del evento: 'Like A Prayer'. Y es que había una elección mejor para ser la verdadera ganadora de esta gran noche. La cantante de otros éxitos como 'Like A Virgin' lleva haciendo uso de esta iconografía casi desde el principio de su carrera musical, lo que aseguraba un completo acierto en un homenaje de tal calibre a la religión.

Madonna y la iconografía religiosa

Utilizando como escenario las escalinatas principales del museo, que habían permanecido cerradas hasta entonces ocupadas un centenar de candelabros, la cantante apareció en todo lo alto vistiendo una túnica larga acompañada de un grupo de bailarines con el mismo atuendo, como si de monjes se tratase. Mientras sonaban las campanas, Madonna empezó a descender siendo iluminada por una impecable luz blanca. Ya en la mitad de la escalinata, la túnica violeta destapó un vestido blanco impoluto. En perfecta consonancia con su propia canción, como si de un orador se tratase, en la entrada del MET se produjo la interpretación más moderna de un encuentro con Dios. Los asistentes, que no esperaban se testigos de tan impresionante actuación, no dejaron de vitorear a la estadounidense, que se convirtió, sin lugar a dudas, en uno de los momentos ya más icónicos de todas las Galas del MET.

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