De esta forma, la ex gran hermana incluso corre el riesgo de tener que ser intervenida quirúrgicamente, ya que los médicos ya le han puesto dos antibióticos que no han hecho efecto. "Vamos a por el tercero y si no funciona, lo más probable es que me tengan que operar". Edo confiesa que es "una cagona" y que está un poco asustada, pero intenta mantener una actitud positiva y mantenerse fuerte.
De seguro que las constantes visitas de su familia y amigos la ayudan a seguir adelante y a tener un estado anímico favorable. Además de globos y flores, sus seres queridos se han acercado hasta la habitación de Edo para llevarle unos cuantos dulces, que no probaba desde que inició la dieta que la ayudó a perder 60 kilos. Una vez al año, no hace daño, y menos ahora que no está pasando por su mejor momento.
Una mala racha
Lo cierto es que esta complicación ha sido el culmen de un año bastante malo para la valenciana. Según apuntaba El confesionario de Kiko, Edo tuvo que hacer frente a principios de enero al empeoramiento de la salud de su abuela, una persona muy importante para ella. Poco después sufría un aborto y perdió al bebé que esperaba con tanta ilusión y, por si fuera poco, su novio Juanjo y ella decidieron poner fin a su relación después de 3 años de noviazgo. Ojalá la ex gran hermana consiga recuperarse de este último episodio y la segunda mitad del 2018 pueda irle algo mejor de lo que le fue la primera.