Lindsay Lohan no ha podido celebrar su cumpleaños como a ella le habría gustado. Su intención era salir de fiesta con sus amigos o disfrutar de una cena con sus más allegados pero, por normativa, el centro no le ha permitido llevar a cabo ninguna de las dos opciones.
Lo único que no le han denegado ha sido la compañía de su abogado, Shawn Holley, sin salir de los límites de la clínica Cliffside, a la que fue transferida desde la Betty Ford Center, con la que tuvo algunos problemas relacionados con un medicamento al que estaba enganchada.
La protagonista de 'Chicas Malas' se está tomando su desintoxicación en serio. Tanto, que ha reconocido su miedo a volver a las alocadas fiestas de su anterior vida, por lo que cuando salga huirá a un lugar remoto "alejado de cualquier tentación" y donde " no haya paparazzi ".
Una costosa mejora
Poco a poco, Lindsay Lohan progresa en su proceso de rehabilitación, que da unos resultados cada vez mejores. A pesar de las restricciones del centro, la actriz ha tenido algunas concesiones, como la de poder fumar de vez en cuando. Su padre, Michael Lohan, también tiene una muy buena impresión sobre el estado de salud de su hija, pues ha dicho que "lo está haciendo fenomental" y que "es el momento" de que deje definitivamente los estupefacientes.