Todo se debe a las negativas y a los inconvenientes que ha puesto el hombre de 47 años para comparecer en los tribunales estadounidenses. Parece ser que Luis Miguel habría tenido varias citas a las que no habría acudido en los juzgados con su antiguo representante. William Brockhaus, el exmanager del artista, habría interpuesto una demanda al cantante exigiéndole una indemnización de más de un millón de dólares al haber incumplido el contrato que tenían durante los años 2013 y 2015.
Según apuntan los documentos que ha emitido la jueza encargada del caso, el cantante habría sido notificado en varias ocasiones para que se personificase en los tribunales estadounidenses. Tan solo se trataría de un juicio pero ante los plantones del mexicano, la magistrada decidió darle un último aviso. Al ser tan difícil poder entablar un juicio con el intérprete, la jueza habría decidido avisar a los agentes de seguridad para que le detuviesen.
Los planes de Luis Miguel
En esta ocasión no le servirá el plan que llevo acabo el año pasado. Luis Miguel no podrá recurrir a esta artimaña ya que la jueza americana le habría avisado en diferentes ocasiones. Hasta tal punto habrían llegado las notificaciones que la magistrada habría embargado un coche de alta gama al cantante para así poder hacer frente con los gastos causados en los trámites burocráticos. Al parecer la única solución viable que le puede quedar al mexicano es "solicitar ante la jueza una audiencia urgente, en la que deberá entregar pruebas de que existen razones para no presentarse ante el tribunal".