Y es que la socialité está acostumbrada a meterse en prendas de ropa que hacen más esbelta su figura pero ha dejado claro que no volvería a meterse en el corsé que llevó puesto la noche de la gala del MET 2019, y no le falta razón. Según ha confesado a WSJ Magazine, el corsé que llevó esa noche le produjo el dolor más fuerte que ha sentido en su vida.
"Nunca he sentido tanto dolor en mi vida, tendría que enseñar las fotos del después, las marcas de mi espalda y del estómago", relataba Kim Kardashian a WSJ Magazine. Por si fuera poco, también confesó al medio que necesitó tomar clases para poder respirar con el atuendo sin asfixiarse. Aunque la mujer de Kanye West afirmó que le mereció la pena, no llegan hasta aquí las limitaciones del atuendo.
No podía sentarse
Según también ha querido explicar la protagonista de 'Keeping Up with The Kardashians', el vestido de la gala no le permitía sentarse: "Si no me sentaba a cenar, ahora se sabe por qué. Estaba moviéndome por ahí, mezclándome con la gente, hablando, porque apenas podía sentarme", relataba Kim Kardashian.