Después de dar a luz hace dos meses a la pequeña North West, a Kim Kardashian todavía no se le ha visto en un acto público -aunque sí en ciertas salidas de casa en las que siempre ha vestido ropa muy ancha-. Y es que la socialité desea estar estupenda para cuando llegue ese momento. Porque como toda madre que ha acabado de dar a luz a un niño, lo que desea es perder cuanto antes los kilos que ha ganado.
Pero la socialité ya ha perdido la mitad de los kilos que tenía previstos, y su objetivo se basa en volver a pesar los 52 kilos de antes. Y hasta que no lo consiga no acudirá a eventos públicos ni a ningún sitio donde pueda ser fotografiada. Una fuente ha declarado a la revista Us Weekly que "Ella es muy consciente de su cuerpo actual. Cuando ella sea fotografiada por primera vez quiere lucir sexy".
Kim Kardashian se queja de su cuerpo
A pesar de que, tal y como ha explicado una fuente, la socialité está perdiendo el peso rápido, ahora se ha "estabilizado" y está en "la parte más difícil". Por ello, Kardashian está "siempre quejándose de su tamaño. Dice que lo odia y que no volverá a salir hasta que no esté flaca". Para conseguirlo ha contado con la ayuda de un entrenador que la visita a la casa de su madre Kris Jenner cinco veces a la semana y que está sometida a una dieta muy estricta.
Para seguir la dieta cuenta con un propio chef que le cocina platos bajos en calorías como el pollo al limón a la parrilla. Pero aún así, Kardashian cree que le llevará un mes y medio perder los kilos que le faltan. Hasta entonces, la estrella televisiva cuenta con el apoyo fundamental de su futuro marido Kanye West, con quien está organizando la boda.