Diego Matamoros está viviendo un buen momento gracias a su relación con Estela Grande, con la que se casará el año que viene. Sin embargo, no todo es felicidad en su vida. Después de pasar los peores momentos de su vida a causa del conflicto violento que vivió con su ex, Tanit Grande, y la pareja de esta, ahora ha vuelto a verse las caras con ella en la batalla judicial que mantienen por la hija que tienen en común.
El juicio empezará en enero de 2018, pero este octubre ha tenido lugar una vista de medidas cautelares en las que Diego Matamoros quiere conseguir del juez que se le dé permiso para visitar a su hija.
El problema es que legalmente no es su descendiente, y encima ella llegó a decir en público que no era el padre. La pareja nunca se casó y Diego Matamoros nunca reconoció a la pequeña aunque ha ejercido como padre, de hecho ha presentado pruebas en las que Tanit Grande habla al sobrino de Mar Flores como progenitor de la criatura.
Lo que Diego Matamoros quiere es que se realicen unas pruebas de ADN que demuestren si él es el padre o no lo es. Sabe que existe la posibilidad de que no sea su hija, pero quiere saber la verdad y tener derechos sobre la niña, a la que quiere por encima de todo.
Los Matamoros, más unidos que nunca
Además, este conflicto ha unido más a Diego Matamoros con su padre, Kiko Matamoros, con el que se está reconciliando. El hijo le pidió por teléfono al progenitor que le acompañara a la vista, y el colaborador dijo sí. De este modo, Diego Matamoros se ha sentido arropado por Kiko Matamoros en el momento en el que más le necesitaba.