Katy Perry no se conforma con su mansión de Beverly Hills. La californiana se encaprichó en 2015 de un convento en Los Ángeles cerca de Silver Lake. El lugar, de más de 2.000 metros cuadrados, es un lugar de retiro para curas y la actual residencia de las monjas del Inmaculado Corazón de Maria. Y fueron precisamente dos de estas monjas las que decidieron no vender el convento a Katy Perry, alegando que la cantante "violaba sus creencias". A cambio, estas decidieron cerrar la venta con el otro comprador, la inmobiliaria Dana Hollister.
Lucha monumental
Katy Perry está haciendo todo lo posible para cerrar esta compra. Se desconoce si porque realmente ha sido un flechazo o porque ya se le ha metido entre ceja y ceja. La cantante empezó a ganarse a las monjas por las buenas y antes de recibir su rechazo acudió a una reunión con ellas e incluso les hizo un concierto privado. Además la artista ofreció la desorbitada cifra de 14 millones y medio de dólares en una única transacción por la compra.
Pero las monjas tampoco se van a dar por vencidas. El abogado de las protagonistas de la historia, las hermanas Rita Callahan y Catherine Rose Holzman, ha explicado al diario Los Angeles Times que "hasta donde sé, nada ha terminado". Así John Scholnick ha advertido que las religiosas piensan recurrir a la sentencia y no se van a conformar.