Kim Kardashian, la estrella de 'Keeping up with the Kardashian', ha soplado las velas por su 35 cumpleaños. El momento ideal para reunir a toda la familia y olvidar la difícil semana que han vivido a consecuencia del desafortunado incidente que sufrió su excuñado Lamar Odom. Su marido, Kanye West fue el maestro de ceremonias y se encargó de organizar una fiesta sorpresa, a la que asistieron sus familiares y amigos más cercanos, a excepción de su hermana Khloe Kardashian.
La celebración tuvo lugar en un espacio público decorado con globos blancos y repleto de rosas blancas, las favoritas de Kim Kardashian. Y a este cumpleaños tan especial estuvo arropada por toda su familia, su madre Kris Jenner; su padrastro Caitlyn Jenner; su hermana mayor Kourtney Kardashian; sus hermanas pequeñas Kendall y Kylie Jenner, esta última acompañada por su novio Tyga. En esta ocasión tan especial también estuvo acompañada por su primogénita North West, y sus tres sobrinos, los hijos de Kourtney.
Una fiesta 'black and white'
Pero sin duda, lo que más le gustó a Kardashian, aparte de la compañía, fue la tarta. Una enorme tarta blanca con adornos florales y un cartel que decía: "Feliz cumpleaños de embarazada, Kim". Este ha sido sin duda uno de sus aniversarios más felices porque faltan menos de dos meses para conocer a su segundo hijo, y también por la mejoría de la extrella de Basket, al que tanto cariño tiene. "Gracias por todo el amor. Significa mucho para mí. Chicos los quiero tanto", así ha puesto fin a la entrada de su nueva edad.