Con permiso de Meryl Streep, Julianne Moore es una de las pocas actrices que, pese al temible paso de los años, mantiene una posición privilegiada dentro de la industria cinematográfica hollywoodiense una vez pasados los cincuenta. Mientras que otras pasan por quirófano para intentar paliar los ineludibles estragos de la edad y se lamentan de la acuciante falta de oportunidades, la pelirroja más sonriente del panorama cinematográfico actual vive su mejor momento profesional y personal. Julianne Moore derrocha naturalidad y cercanía lo que, unido a una innata capacidad de mimetizarse con cualquier personaje por arriesgado que sea, le ha permitido consolidarse como una de las actrices más versátiles y admiradas de su generación. Con motivo de su 55 cumpleaños, repasamos la vida de esta actriz que promete seguir dando mucho que hablar por su buen hacer al otro lado de la pantalla.
Una chica inteligente
Julianne Moore nace, bajo el nombre de Julie Ann Smith, el 3 de diciembre de 1960 en Fayetteville (Carolina del Norte). La elección de su nombre artístico se debe a que siempre pensó que su apellido era demasiado común en Estados Unidos, por lo que decidió en los inicios de su carrera unir sus dos nombres y adoptar el segundo apellido de su padre. Su infancia, como muchos otros casos en Hollywood, estuvo marcada por los continuos cambios de ciudad de residencia motivados por el trabajo de su padre, Peter Moore, un juez de la Armada. Esto le llevó a vivir durante períodos cortos de tiempo en lugares tan dispares como Alaska, Francia, Panamá o Alemania.
Carrera meteórica
1997 sería el año que marcaría para siempre la vida profesional y personal de Julianne Moore. Consiguió su primera nominación al Oscar y al Globo de Oro por su papel de una actriz porno en 'Boogie Nights', primera de sus fructíferas colaboraciones con el director Paul Thomas Anderson, y encabezaba el reparto femenino de la exitosa segunda entrega de 'Parque Jurásico', 'El mundo perdido: Jurassic Park'. Además, conocía a su actual marido, el director Bart Freundlich, durante el rodaje del drama 'Volviendo a casa'. Hasta la llegada del milenio, afianzó su estatus de actriz de prestigio con títulos como 'El gran Lebowski', 'Un marido ideal' o 'Mi mapa del mundo', 'Magnolia' o 'El fin del romance', película que le valió su segunda nominación a los Premios Oscar. En 2001 estrenó hasta cuatro títulos, atreviéndose a ser la sustituta de Jodie Foster en la piel de la agente Clarice Starling en 'Hannibal', secuela tardía de 'El silencio de los corderos'. Tan solo un año después, recibiría sendas nominaciones a los premios de la Academia de Hollywood por sus aclamadas intervenciones en los dramas 'Lejos del cielo' y 'Las horas'.
Posteriormente a este impresionante doble reconocimiento, se embarcó en una serie de proyectos de escasa relevancia crítica o comercial como 'Misteriosa obsesión', 'La ganadora', 'El color del crimen', 'Next', 'A ciegas' o la española 'Savage Grace', donde compartió cartel con Elena Anaya, Belén Rueda o Unax Ugalde. Tan solo prestigiosos trabajos como 'I'm Not There' e 'Hijos de los hombres' recordaban el talento incontestable de la actriz.
Ganadora del Oscar
En los últimos años ha vuelto a la primera línea de juego por sus laureadas interpretaciones en 'Un hombre soltero', 'Los chicos están bien' o la TV-Movie 'Game Change', donde interpretaba a la inefable política estadounidense Sarah Palin. El pasado año consiguió su primer Oscar por 'Siempre Alice', película en la que daba vida a una enferma de Alzheimer, mientras estrenaba con éxito 'Maps to the Stars', 'Non-Stop' y 'Los juegos del hambre: Sinsajo. Parte I'. Con la última entrega de las aventuras de Katniss Everdeen todavía en cines, la actriz ha decidido tomarse un respiro y despejar su agenda de compromisos profesionales durante los próximos meses. Llegado el momento, no tendrá ningún problema de recuperar su frenética actividad teniendo en cuenta su nutrido palmarés, ya que, aparte del Oscar, atesora, entre otros, dos Globos de Oro, un BAFTA, una Copa Volpi, un Oso de plata y el Premio del Festival de Cannes a la mejor actriz.
Icono de estilo
Aunque aparezca siempre en la listas de las mejor vestidas sobre la alfombra roja, Julianne Moore asegura que nunca se ha sentido cómoda en este papel y que se muestra así de sofisticada porque considera que es parte de su trabajo. Su diseñador fetiche es Tom Ford, quien la dirigió en la película 'Un hombre soltero', aunque su vestido favorito es el que escogió para la presentación en Cannes de 'Maps to the Stars'. "Un Chanel tan bien diseñado que se vestía como una camiseta", afirma. Su única pasión del mundo de la moda son los zapatos, teniendo toda una verdadera colección capitaneada por diseños de Nicholas Kirkwood y Stuart Weitzman.
Con una belleza natural característica, rehúye de pasar por el quirófano y se siente orgullosa de no tener que seguir ninguna dieta para mantener su físico. "Me gusta pensar que puedo envejecer de forma natural. No voy a condenar a nadie por algo que le hace sentirse bien. Pero yo quiero parecerme a mí misma", dijo en la revista The Edit. Apasionada del deporte y escritora de dos libros infantiles ('Freeckleface Strawberry' y 'Freeckleface Strawberry and the Dodgebell Bully'), es embajadora de la ONG Save the Children y una firme defensora de los derechos de la infancia.
Madura esposa y orgullosa madre
Julianne Moore se ha casado en tres ocasiones. La primera, en 1983 con Sundar Chakravarthy, del que se separó tan solo 2 años más tarde. La segunda, con el actor John Gould Rubin, al que dio el "sí quiero" en 1986 y del que se separó en 1995. Este segundo matrimonio truncado marcó de manera drástica a la actriz, teniendo que acudir a terapia tras el divorcio. "Me casé demasiado pronto y realmente no quería meterme en eso", llegó a asegura Moore.
Su gran amor hasta la fecha es el director Bart Freundlich, al que conocería en 1997 durante el rodaje de la película 'Volviendo a casa'. Pese a ser casi una década menor que ella, tras 6 años de romance, contrajo matrimonio con el cineasta en 2003 por medio de una ceremonia íntima y familiar. Residentes en Nueva York, en un apartamento valorado en 2,5 millones de dólares, de su unión han nacido dos hijos: Caleb (17 años) y Liv Helen (13 años). "Es un hombre extraordinario, siempre me hace sentir bien conmigo misma y con mi trabajo. Yo también espero hacerle sentirse bien", dijo sobre su marido en The Hollywood Reporter.