Se define a sí mismo como "un chico de barrio al que le ha ido bien" tras haberlo pasado "mal" en sus años jóvenes: "Tuve problemas psicológicos y estuve en tratamiento psiquiátrico, me echaron de un par de institutos, empecé a trabajar en la obra...", creyendo desde siempre que "no había oportunidades para mí". Pero reconoce que "a base de trabajo, esfuerzo, introspección emocional y mucho tratamiento" hoy en día tiene una vida que "se parece a la que me gustaría tener".
"Denunciar las cosas malas de este Gobierno ya te coloca en la derecha"
Una vida que, con un gran peso público, ha generado una imagen y una narrativa sobre él que no es tal. "Si en un momento dado transmito cierta imagen de sobrado a mucha gente, pues algo de razón tendrán. Pero en esencia ese no soy yo". Gran parte viene por las opiniones que da cuando se sienta a la mesa de 'El Hormiguero', lo que ha hecho que para muchos sea considerado como una persona de derechas.
"Vivo desde hace más de 25 años con alguien con más brillo y que gana más dinero que yo"
Por eso también incluso considerarse progresista le chirría un poco en los tiempos que corren: "Es que la palabra progresista está tan enturbiada, tan pervertida... No soy conservador porque no tengo ningún dogma; ni respecto a los individuos ni respecto a la pareja... Soy ateo y creo en la ética, pero estoy muy lejos de la moralidad".
Por ello es un firme defensor del feminismo, pero no tanto de las formas que tiene el movimiento ahora mismo: "El feminismo es el movimiento más importante de los dos últimos siglos, y lo reivindico desde la acción. La ideología es comportamiento, no palabrería", poniéndose a él como ejemplo de cómo se vive en el feminismo: "Vivo desde hace más de 25 años con alguien con más brillo que yo, que ha ganado más dinero que yo.... Tengo un hijo de 22 años y el que se quedó en casa cuando nació fui yo".
"Lo que no vale es decir 'el feminismo es esto y lo otro' y luego estar encausado"
Mostrándose crítico con aquellos que da lecciones y luego incurren en graves errores, como Íñigo Errejón, aunque no lo mencione directamente: "Luego han venido unos cuantos a darnos lecciones de lo que hay que hacer, de la conciliación... Lo que no vale es decir 'el feminismo es esto y lo otro' y luego estar encausado, como estamos viendo últimamente".