El presentador de 'Sálvame' ha comentado todo lo que piensa sobre el Día del Orgullo a través de su blog personal.
Jorge Javier Vázquez adelanta que faltan tan solo dos semanas para que dé comienzo el Orgullo Gay en Madrid y ha querido hablar de cómo se toman esta fiesta algunas personas. Lo primero que ha destacado es que algunos gays dicen que estas fiestas no les representan y parece que no comparte opinión: "Pues muy bien. Allá ellos. Qué estrechez de miras. Qué ganas de ser nubes grises". Y continuaba diciendo: "En fin, qué cenizos coñazos". Por otro lado, ha hablado de cómo se siente cuando llegan estas fechas tan señaladas para el colectivo LGTB al que pertenece: "Cuando llegan estas fiestas me pongo melancólico porque recuerdo lo bien que me lo pasaba con mis amigos. El miércoles, pistoletazo de salida, echábamos unas cuantas horas en la Plaza Pedro Zerolo. El jueves y el viernes salíamos de forma moderada ¿o no? y el sábado ya nos desmelenábamos. Quedábamos para almorzar, luego cabalgata desde una carroza y ya hasta que el cuerpo aguantara".
A modo de crítica, ha querido hablar de los gays se encarguen de echar por tierra esta fiesta tan importante para él: "No me gusta que los mismos gays despotriquemos de esas fiestas escudándonos en criterios tan absurdos como los estilísticos".
Libertad de expresión
Además, destaca que le encanta tener la libertad de salir a la calle como quiera, a pesar de que su estilismo no pueda gustar a todos, y sigue: "Que durante esos días desfasemos, celebremos, disfrutemos y reivindiquemos también. Porque las reivindicaciones no deben tener sabor añejo, viejuno o, lo que es peor, a lamentación", además de decir: "Bastante oscuridad nos hemos comido ya para clamar por nuestros derechos vestidos de negro y con cara de emoticono triste. Gozando también se reivindica".
Parece que para él hay una clara diferencia entre las personas que viven en Madrid y las que no, porque hay algunas que no pueden vivir su homosexualidad como les gustaría y ésta es una oportunidad para hacerlo: "Suelen criticar estas fiestas gente que vive su homosexualidad de una manera muy libre en Madrid y cree que el resto de España también es orégano. Esta panda de egoístas deberían pensar que para mucha gente que se planta en Madrid venida desde diversos lugares de España estos días se convierten en un oasis en el que pueden mostrarse tal y como son. Y que al acabar, deben volver a una triste realidad donde impera el disimulo y, a veces, la desesperación". Su reivindicación por el Día del Orgullo Gay en Madrid termina de la siguiente manera: "Así que no nos pongamos plastas y disfrutemos, hombre ya, que parece que nos cuesta ser felices. Y lo que es peor: ver felices a los demás".