Desde que se divorciaron en 2016 por culpa de sus "diferencias irreconciliables", Amber Heard y Johnny Depp se han lanzado cientos de dardos envenenados que los han terminado distanciando todavía más. La actriz dejó caer en más de una ocasión que los problemas de adicción al alcohol y otras drogas por parte del que fuera su marido fueron el principal problema al que su matrimonio tuvo que hacer frente, además de asegurar que sufrió maltrato físico y verbal por culpa de los celos del protagonista de 'Piratas del Caribe'.
Por lo visto, su relación amorosa no fue precisamente idílica y ahora ha sido Depp el que ha querido airear los trapos sucios (literalmente), sacado a la luz un oscuro y apestoso capítulo de su vida como matrimonio. Era abril de 2016 y Heard estaba dando una fiesta increíble para celebrar su 30 cumpleaños. Amigos, familiares, otras estrellas de Hollywood, ... Nadie quiso perderse el ostentoso evento, excepto su entonces todavía marido, que llegó dos horas tarde.
Según The Mirror, Depp asegura que el cabreo de Heard fue tan grande que, ni corta ni perezosa, defecó en la cama de matrimonio para vengarse del actor. Ante el revuelo que se ha formado alrededor de esta polémica, la intérprete se ha defendido asegurando que los excrementos pertenecían en realidad a su perro Boo, un Yorkshire terrier que padece "serios problemas intestinales".
La tercera en discordia
Sin embargo, la asistenta del hogar se ha puesto de parte de Depp y asegura que el desperdicio "era demasiado grande para ser de un perro". Por si este testimonio no fuera suficiente, el intérprete señala que tiene "pruebas sólidas y fotografías que demuestran que los excrementos eran de Amber Heard ", aunque ella ratifica su versión de que solo fue una "cosa de perros" y afirma al citado medio que nunca hubiera sido "tan irrespetuosa". Después de este revuelo, la de Texas tendrá que esforzarse mucho en 'limpiar' su imagen para volver a aparentar ser la chica buena que todos creían que era.