Joaquín Torres ha contado al medio EsDiario cómo su hermano menor decidió, en julio de 2012, llevarse los pendientes de diamantes de su madre, Joaquina Torres, para tasarlos en una subasta de Milán. Se trata de una joya valorada en 1,2 millones de euros que permitiría a la familia conseguir liquidez económica para el mantenimiento de la casa familiar.
Todo ello se consigue con el permiso legal que Juan Torres, el padre de ambos, concedió. Sin embargo, la joya nunca llegó a la subasta porque fue robada a Julio Torres en un bar de Milán. Según ha relatado también Joaquín Torres, los pendientes no fueron las únicas joyas desaparecidas. Su madre vio cómo, poco a poco, fueron desapareciendo más joyas.
Un hijo non grato
"No quiero hablar ni ver a Julio, es un fraude y confío en la justicia, aunque sea lenta", decía tajante el padre. Por su parte, Joaquina Torres, según dice su hijo, Joaquín Torres, intentaba evitar los enfrentamientos entre sus hijos y por eso nunca dijo nada acerca de las piezas que iban desapareciendo, pero, a la vista está, que sus deseos no pudieron cumplirse.