Poco más de un mes después de la muerte de la televisiva estrella Joan Rivers a causa de un fallo respiratorio, el forense de Nueva york encargado de la investigación ha informado sobre nuevos indicios fallos profesionales en el caso de Rivers. Finalmente se ha establecido que la muerte se debió a los daños cerebrales causados por la falta de oxígeno durante la intervención.
Entre la opinión pública y especialmente del mundo de la televisión, el dato más relevante y polémico ha sido que Rivers fue anestesiada con Propofol, el mismo componente implicado en la muerte de Michael Jackson.
La televisión estadounidense, de luto
Lawrence Cohen fue el encargado de tratar el problema de garganta de Joan, el mismo médico que practicó una endoscopia sólo con la intención de 'averiguar la razón de sus problemas'. El problema surgió cuando el médico practicó la biopsia sin conocimiento de la clínica, un centro que ha negado en todo momento que se practiquen estas biopsias en sus instalaciones.
A pesar de estas complicaciones, el forense no encuentra indicios de negligencia o responsabilidades más allá de la destitución del doctor que atendió de Joan Rivers en la clínica Yorkville Endoscopy.