Concretamente, como no podía ser de otra manera, ella fue vestida de la Reina Charlotte. Para ello utilizó un impresionante vestido de fiesta con corsé azul lleno de detalles y bordados en color dorado. Además, acompañó el elegante outfit con unos guantes de seda blancos transparentes, unos zapatos de tacón alto y plataforma dorados, una fina cadena también dorada al cuello y un voluminoso recogido con una especie de corona que le hacía meterse de lleno en la época de la Regencia en la que está inspirada la serie de Netflix.
Pero, para la gran fiesta, Jennifer Lopez no solo utilizó un vestido para aparecer ante sus seres más queridos. Más entrada la noche, la cantante mantuvo su recogido y su cadena dorada, pero cambió su vestido azul por otro de color verde menta que dejaba los hombros al descubierto y contenía en la zona del pecho detalles de encaje dorado.
Su esposo no estuvo en su cumpleaños
Para crear más ambiente, las mesas estaban también decoradas como si estuvieran recién sacadas de un banquete real celebrado en la residencia de la Reina Charlotte que, en la vida real, tiene lugar en el Palacio de Hampton Court. Además, había un cuarteto de cuerda que amenizaba la fiesta y los asistentes no dudaron en mostrarse de la época con impresionantes pelucas y voluminosos trajes.
Ese día, según Daily Mail, Jennifer Lopez empezó su cumpleaños con un paseo en bicicleta con su hijo Max. Juntos llegaron a un restaurante francés donde una de sus amigas estaba esperando a la pareja con una diadema rosa y plateada en la que se podía leer: "Feliz Cumpleaños". Para esta ocasión, la cantante ha ido mucho más sencilla, con un vestido camisero blanco y aguamarina midi, de 3.400 dólares, un cinturón de Dior y unos zapatos planos con tachuelas.