El pasado viernes 21 de noviembre, la vida de Isabel Pantoja dio un giro de 180 grados. Poco antes de las ocho de la mañana, la tonadillera llegaba a la prisión de Alcalá de Guadaíra acompañada por un amigo íntimo y su hermano Agustín Pantoja, que no quiso abandonarla en este duro trago. Lejos de taparse la cara o esconderse de la prensa, Isabel se dejó fotografiar por los medios aglomerados en el centro penitenciario.
Isabel Pantoja ya ha tenido que someterse a las primeras normas de la cárcel: ha sido cacheada, se han tomado sus huellas y ha sido fotografiada para elaborar su Número de Identificación Sistemática, un documento que ha de llevar siempre con ella para cualquier gestión necesaria a lo largo de su estancia en la prisión sevillana.
El día a día de Isabel Pantoja en la cárcel
Más de 150 carcelarias forman parte de la prisión de Guadaíra y se reparten en un total de 83 celdas. Casi cien funcionarias vigilan su comportamiento, además de personal especializado que evita los posibles altercados que puedan darse. La cárcel donde ha ingresado la tonadillera dispone de enfermería, lavandería, cocina, economato, mantenimiento, peluquería y de un módulo donde tienen lugar las distintas actividades y talleres que pueden realizar las presas en su tiempo de ocio.
Isabel Pantoja disfrutará de baño individual en su celda, aunque las duchas son comunes. A las ocho de la mañana, las presas se despiertan y tienen media hora para su aseo antes de desayunar en el comedor. Las siguientes cuatro horas pueden dedicarlo a ocio o gestiones que quieran hacer, y a la una del mediodía comen para después descansar en su celda. Hasta que se hacen las siete de la tarde cuando cenan, las presas pueden acudir a las instalaciones deportivas y la biblioteca del centro penitenciario. Finalmente a las ocho, las celdas se cierran hasta el día siguiente.