Amy Winehouse pasó sus últimas horas de vida sola bebiendo vodka y viendo vídeos de Youtube en los que aparecía, según ha señalado el tribunal forense de St. Pancras. La causa de su muerte fue el exceso de alcohol, que provocó que cayera en un coma del que no pudo despertar.
Andrew Morris, que trabajaba para Amy Winehouse, señaló que había visto a la británica con síntomas de embriaguez, pero que no parecía tan borracha como debería estarlo una persona que había ingerido tal cantidad de alcohol.
Una investigación invalidada
De este modo se confirman las conclusiones emitidas por Suzanne Greenaway, que señaló que la cantante tenía 416 mg de alcohol por cada 100 ml de sangre. Esta alta tasa, que supera en 4,5 veces la tasa legal permitida para conducir y fue fatal para la diva del pop.
El máximo responsable judicial del caso que afecta a Winehouse y esposo de Greenawey, Andrew Scott Reid, comunicó entonces que la asistente del forense no contaba con los cinco años de experiencia necesarios en el sistema judicial británico para ejercer su labor.
Suzanne Greenaway debería trabajado como abogado durante un mínimo de cinco años, pero solo lo ha hecho a lo largo de 2 años y medio. Anteriormente había trabajado como enfermera y como abogada en su Australia natal.